Capablanca El Mejor De Los Tiempos

CAPABLANCA VS MARSHALL

Capablanca alarga su mano, sin casi meditar, y plantea la Defensa Tarrasch ante el Gambito de la Dama que le propone su contrincante. Su juego en esta partida resulta un mal mayor es porque Marshall no se emplea a fondo en el momento debido, ni por la banda correcta.

Jorge Daubar | La Habana

La secuela del triunfo de Capablanca sobre Lasker, en el torneo de juegorápido del Manhattan Chess Club, ha traído consigo el crecimiento de su fama, que se ha expandido y tomado por asalto las páginas de los periódicos. Ya no se hacen referencias al ajedrez americano sin mencionar las joyas ajedrecísticas del estudiante cubano, que ha dotado con un nuevo lustre, lleno de juvenil maestría, las competencias que se celebran en Nueva York y sus confines.

Una de esascompetencias es la que organiza el Rice Chess Club, con una nómina de destacados jugadores del juego relámpago y en la que Capablanca obtiene 18 puntos. ¡Todos los posibles! Además, como ya va siendo un mérito genuino el enfrentársele, sus amigos se ocupan de concentrarle tres matches, con unos jugadores de nada despreciable categoría, que le han hecho pasar apuros a más de un maestro, cuando decompetir en juego rápido se trata. Ellos son: Eisenberg, con quien obtiene un resultado de cinco a cero, Marder, de cuatro a uno, y Rosenthal, este mismo marcador. Tres judíos vencidos en un solo tiro.

Incluso, algunos comentarios suyos a nivel del salón de juego, improvisados al calor de una partida recién terminada o de la reproducción de alguna novedad teórica, trascienden el círculo deentendidos que forman su séquito habitual, y llegan a la prensa periódica. Por esos días de estreno como comentarista de ajedrez, la directiva del Rice Chess Club decide dedicarle un homenaje a Isaac L. Rice, su fundador y autor de la variante del Gambito del Rey que lleva su nombre. Como parte de ese festejo onomástico del gran jugador hebreo norteamericano, el American Chess Bulletin le encarga variosartículos de análisis de esa línea de juego a algunos de los jugadores más relevantes del momento, entre ellos Capablanca. Semejante solicitud es, más que todo lo demás, un reconocimiento explícito de su calidad de juego y de la certeza de sus razonamientos al respecto.

De todos estos acontecimientos en la vida de su protegido, está al tanto Ramón Pelayo, gracias a la oficiosa acuciosidad eninformarle de que hace gala su representante en Nueva York, quien, no bastándole con sus referencias escritas, las acompaña con recortes de los periódicos donde se menciona el nombre de Capablanca, sus artículos de fondo, y hasta las fotografías que, en actos de gran significación, le toman y publican. Esta divisoria entre las actividades de Capablanca provocan la ira de Pelayo, que, aunque tienetambién en su poder los resultados académicos del joven, se considera burlado en su buena fe y, mucho más, defraudado por lo que cree que es el inicio de la retirada de Capablanca del acuerdo a que él y su padre habían llegado. Por añadidura, obra en contra de Capablanca la promesa que le hiciera de mantenerse apartado del ajedrez, en plan de consagración a sus estudios, y sin más entretenimientoque los comunes a los demás estudiantes.

No vale para nada en su opinión el hecho de que Capablanca hubiera sido inscrito en el cuadro de honor entre los mejores alumnos de la Universidad de Columbia en los cursos de 1906 y 1907, de lo que tiene referencia no solo por el joven campeón cubano mismo, sino porque su propio representante en Nueva York se lo había corroborado. No tiene vigencia nivirtualidad, tampoco, sobre sus reacciones adversas, el que Capablanca se muestre proclive, en la correspondencia que sostiene con él, a especializarse en caña de azúcar cuando llegase a su fin la carrera, complaciendo sus expectativas.

La sensación de fracaso en sus propósitos de dominación, que invade a Pelayo, alcanza su cota de mayor efusión cuando Capablanca, apresurado por una de sus...