Capital

Hace mucho tiempo, Timoteo entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy enfadado. 
Su abuelo, lo llamó. Timoteo, lo siguió, llamando en forma irritada: 

- Papá, ¡Te juro que tengomucha rabia! Felipe no debió hacer lo que hizo conmigo. 
Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo! 

Su abuelo, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba concalma a su nieto quien continuaba diciendo: 
Imagínate que el tonto de Felipe me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso!
Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a laescuela. 
El abuelo siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde
tomó un saco lleno de piedras el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso: 

- ¿Vesaquel árbol de mango que está en el jardín? Hazte la idea de que es Felipe y cada pedazo de piedra que hay en este saco es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todas las piedras que hayen el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó. 

El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los pedazos de piedras pero como el árbol estaba lejos, pocos deellos acertaron al árbol. 

Cuando, el abuelo regresó le preguntó: 

- Hijo ¿Qué tal te sientes? 

- Cansado pero alegre. Acerté algunos pedazos de piedras en el árbol. 

El abuelo tomóal niño de la mano y le dijo: 
- Ven conmigo quiero mostrarte algo. 

Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo.... ¡Qué susto! 
Estaba todo lleno de tierra y sólo se leveían los dientes y los ojos. En ese momento el abuelo dijo: 

- Hijo, cómo pudiste observar el árbol quedó un poco estropeado pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamosa otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en nosotros...