Capitulo 1 los futbolistas van al cielo

realidad entendía muy poco de fútbol y ni si quiera era hincha de Argentina pero soñaba con Mario Alberto Kempes, un goleador que, según ella, era el hombre más bello del mundo.
De manera que el 22 de Junio de 1986 debí escuchar gritos en la sala de mi casa y en verdad parecía que me estaba perdiendo de algo sobrenatural. Y cuando Diego Armando Maradona marcó el segundo gol, mi madre no pudocontenerse y tal vez sintió que si hijo no podía perderse de semejante maravilla y quiso que yo naciera de inmediato.
No tuve mucha dificultad en abandonar su vientre aunque Amadeo me reprocharía años más tarde que mi llegada a este mundo le había impedido ver el gol de los Ingleses.
Mi abuela abandonó la Iglesia y se vino, como un rápido contragolpe, a auxiliar a mi madre. En el camino ledijeron que su nieto ya había nacido y llevaba quince minutos celebrando el triunfo de los argentinos.
Ella no lo creía y al ver la cantidad de vecinos y de amigos de Amadeo que estaban en su casa, prefirió pensar que habían llegado para acompañar a su hija en el parto no para ver un maldito partido de fútbol.
Al fin y al cabo, el fútbol se había acabado en su casa y a ella la tenían que respetar.Pero cuando uno de los vecinos dijo que yo tenía que llamarme Diego Armando, ella decidió que por respeto a la memoria de su marido, su nieto no iba a llevar el nombre de un jugador argentino.
En esta casa siempre hemos sifo brasileros –dijo de manera inapelable. Y como uno de los jugadores brasileros de la época era también estudiante de medicina, a mi abuela se le iluminó la cabeza y dijo:
Sellamará Sócrates y prefirió que sea médico y no futbolista.
Nadie osó contradecirla. Ni si quiera Amadeo que en verdad era hincha de Argentina.
Dicen que mi abuela entonces me cargó, me besó y empezó a sentir que el fútbol era la mejor bendición que había llegado a nuestra casa.


Capítulo I

¡Se acabo el fútbol en esta casa!
Eso fue lo que dijo mi abuela cuando supo que yo venía en camino.Por supuesto, no pude escucharla porque en esa época apenas llevaba dos meses en el vientre de mi madre y aunque en ese cómodo lugar se sienten y escuchan muchas cosas, tal vez no se puedan entender. El caso es que mi abuela repitió la frase una y otra vez como si no estuviera muy convencida del alcance de su decisión.
Mi madre lo contaría unos años después y entonces no pude creer que unaabuela tan bondadosa dijera tantas cosas en contra de mi llegada al mundo.
Desde que tengo memoria, mi abuela siempre ha sido robusta, ancha de espalda, con una energía descomunal. Se la pasa en el almacén de granos que heredó de mi abuelo. Allí se sienta detrás del mostrador a verificar las cuentas que lleva en su cabeza. Habría sido una buena muestra de aritmética. Siempre tiene un lápiz sobre laoreja pero a veces se le olvide y pide otro prestado. Y cuando alguien le dice: Tienes el tuyo en la oreja y rescata el lápiz de entre su pelo.
Cuando se enteró de que iba a ser abuela, el primero que pagó los platos rotos fue Amadeo, pero él no se dio por enterado porque su mayor preocupación era reemplazar a mi padre en el equipo y ganar el campeonato de fútbol de ese año.
¿Ya te enteraste lanoticia? –le preguntó mi abuela cuando lo vio entrar con la canasta de hacer la compra.
¿Cuál noticia?
Que uno de tus jugadores le metió un gol a la hija mía.
¿Qué estás diciendo, Ercilia?
Tú eres el único responsable de esta tragedia.
Por andar entrenando equipos de fútbol y trayendo jugadores a esta casa, la hija mía resultó con un futbolista en la barriga.
Creo que aquella revelación, enun primer momento, le pareció a Amadeo ajena a su compresión y quizás sólo cuando vio el rostro de mi madre entendió lo que estaba pasando.
¿Juliana está embarazada? –preguntó casi para sí mismo.
Mi abuela no le escuchó. Su retahíla fluyó de manera natural con una buena dosis de rabia.
Te lo advierto de una vez. No quiero que vuelvas a traer un futbolista a esta casa. ¿Por qué no te vas a...