Capitulo 1t

Capitulo 1: Los libros son mi todo

—Buenos días, clase— dijo la profesora Wells al entrar al salón. Acomodó la pesada pila de cuadernos en su escritorio y giró la mirada hacia su despistada clase, que al parecer, no se habían dado cuenta de la llegada de la profesora.
—Buenos días, clase— insistió la señora.
Algunos se incorporaron en sus asientos, mientras que otros, acostumbrados a esa escenatodas las mañanas, siguieron hablando despreocupadamente. La señora Wells ignoró la situación y se maldijo por no haber estudiado otra carrera.
Inició la aburrida clase de Matemáticas, escribió e hizo que sus somnolientos alumnos resolvieran las ecuaciones que había escrito en la pizarra.
— Que aburrido, sinceramente prefiero Artes — se quejó su pelirroja amiga al terminar la clase.
—Si, eso eslo que dice tu boleta, Charlotte— recordó Rae.
— ¿Y que libro nos trae hoy?, señorita— dijo Charlotte al ver la pasta de un libro sobresaliendo de la abierta mochila de Rae.
— ¿Que?, sabes que te prometí no leer ningún libro hasta que terminara el bimestre— respondió con una sonrisa nerviosa.
—A mi no me engañas “devora-libros”— dijo haciendo comillas con los dedos.
Rae rió nerviosa. Habíaprometido dejar seriamente su “droga”, ya que al menos, había reprobado seis de ocho materias. Sus padres se habían preocupado tanto por sus calificaciones que habían mandado deshacerse todos sus libros donándolos. Pero ella guardó bajo llave todas las colecciones que tenía, tal ves entre unos mas de setenta u ochenta libros. Todos con el mismo fin, de llevarla a un lugar diferente, despreocuparse de susdeberes escolares y laborales. Tanto, hasta que dejó de escuchar a sus padres rotundamente y hundirse entre la música clásica y páginas y más páginas amarillentas de pura aventura. Aunque, cuando cerraba el libro, toda esa magia desaparecía y volvía a la tierra, con una estrepitosa caída. Sus alas desaparecían y todo aquello que recordó, se alojaba en un lugar recóndito de su mente, dejándolasedienta de mas y más.
Su nuevo propósito tenía que ser cumplido, o sufriría las consecuencias inimaginables: su colección desaparecería en un abrir y cerrar de ojos.
Aún recuerda aquel primer libro que le regalaron.
Pasta vieja, un olor adictivo y páginas realmente amarillentas. ‹‹Espero que lo leas››, recordó las palabras de su ya difunto abuelo en su cabeza. Y si, lo leyó. Tal ves unos cuantosaños después, aún mas viejo y amarillento, pero intacto.
Con diez años, la curiosidad la mataba. Ese día su madre la había mandado a limpiar el ático, muy de mala subió las escaleras y con una tos seca se acercó a la única fuente de luz que había cerca. La pequeña ventana
Circular que daba ver hacia el patio de en frente. Sonrió al ver la casa de la vieja señora Hills, su esposo, igualmente viejo,podaba el césped. Entre la oscuridad divisó el pequeño hilo para prender la lámpara, se balanceó entre las cajas que había apilado y se colgó de el hilo como si esta fuera una “liana”, justamente como había presenciado recientemente en la película, “Tarzán”. El peso hizo que el delgado hilo se rompiera y ella cayera ruidosamente sobre una caja, la cual se destrozó al contacto. Se levantó frotándoselentamente el trasero y cabeza. ‹‹Tonta caja›› murmuró. Al menos había algo de luz opaca dentro de la habitación. Observó la habitación, era bastante grande, más de lo que pensaba. Pero el espacio se reducía contando las pilas y pilas de cajas.
—Empecemos— dijo en vos alta, ya recuperada totalmente de su ruidosa caída.
Bajó de nuevo las escaleras y preguntó a su madre por una escoba.
Algunashoras después, el ático estaba realmente limpio, bueno a su perspectiva de una pequeña de diez años. Justo iba caminando hacia la escalera cuando vio esa pequeña caja, una insignificante y pequeña caja, pudo ignorarla, bajar las escaleras y jugar con Ágata, su adorable gatita, en el patio trasero. Pero no, algo la incitó a no seguir su camino. Se acercó lentamente hacia la caja y, como si se...