CAPITULO VII

CAPITULO VII “AHÍ VIENE EL REY”
A fines de la Edad Media, los ciudadanos debían lealtad no a las ciudades o a aquel señor feudal, sino a su rey, que era el monarca de toda la nación.
Las peleasentre los mismos señores feudales significaban un desastre para la localidad. Lo que se necesitaba era una autoridad central, un Estado Nacional, un poder supremo que pudiera imponer el orden al caosfeudal.
En la Edad Media la autoridad del rey existió en teoría, pero en la realidad era débil. Se tardó siglos, pero al fin la autoridad central se impuso. El rey había sido un fuerte aliado de lasciudades en su lucha con los Señores.
El monarca apeló a la nueva clase de hombres con dinero por empréstitos y donativos. Hacían este y otros préstamos a los reyes porque recibían beneficios a cambio,por ejemplo tener leyes promulgadas por la autoridad. El rey buscaba una gran expansión de la industria.
El rey era una autoridad que estaba liberada de las irritantes demandas y pequeñas tiranías denumerosos superiores feudales.
Se podían cobrar impuestos en dinero, en todo el reino por funcionarios asalariados, situados en cada ligar del país, podían realizar la labor de gobernar en nombre delrey .Con el reciente poder de la monarquía nacional, los reyes comenzaron a destruir los monopolios locales en interés de toda la nación.
La jurisdicción, el castigo y la corrección solo pertenecenal rey. Los maestros, directores y miembros de los gremios no harían ninguna ordenanza sin antes estar aprobada por el Señor rey. Se prohibió la celebración de asambleas como fraternidad de artesanía,hermandades y otras semejantes a menos que sea con el consentimiento, permiso y licencia de Dios rey.
El Papa y el Rey riñaban cada cinco segundos por la autoridad que ambos asumían, peleaban por eldinero que la gran masa del pueblo pagaba. En lo general la iglesia y el Rey eran rivales políticos, la lealtad de los súbditos del rey era dividida por el poder que ejercía la iglesia.
La iglesia...