Capitulo XXII de la obra "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha"
Cuenta Cide Hamete Ben-Engeli autor arábigo y manchego, en esta gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia, que después que entre el famoso Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza su escudero pasaron aquellas razones que en fin del capítulo veintiuno quedan referidas,que Don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaban venían hasta doce hombres a pie ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos. Venían asimismo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie; los de a caballo con escopetas de rueda, y los de a pie con dardos y espadas, y que así como Sancho Panza los vio dijo: Esta escadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras. ¿Cómo gente forzada? preguntó Don Quijote. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente? No digo eso, respondió Sancho, sino que es gente que por sus delitos va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza. En resolución, replicó Don Quijote, como quiera que ello sea, esta gente, aunque los llevan, van de por fuerza y node su voluntad. Así es, dijo Sancho. Pues de esa manera, dijo su amo, aquí encaja la ejecución de mi oficio, deshacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables. Advierta vuestra merced, dijo Sancho, que la justicia, que es el mismo rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos.
Llegó en esto la cadena de los galeotes, y Don Quijote con muycorteses razones pidió a los que iban en su guarda fuesen servidos de informadle y decidle la causa o causas por qué llevaban aquella gente de aquella manera. Una de las guardas de a caballo respondió que eran galeotes, gente de su majestad, que iba a galeras, y que no había más que decir, ni él tenía más que saber. Con todo eso, replicó Don Quijote, querría saber de cada uno de ellos en particular lacausa de su desgracia. Añadió a éstas otras tales y tan comedidas razones para moverlos a que le dijesen lo que deseaba, que el otro de a caballo le dijo: Aunque llevamos aquí el registro y la fe de las sentencias de cada uno de estos malaventurados no es tiempo este de detenerlos a sacarlas ni a le ellas. Vuestra merced llegue y se lo pregunte a ellos mismos, que ellos lo dirán si quisieren; quesí querrán, porque es gente que recibe gusto de hacer y decir bellaquerías.
Con esta licencia, que Don Quijote se tomara aunque no se la dieran, se llegó a la cadena, y al primero le preguntó que por qué pecados iba de tan mala guisa. El respondió que por enamorado iba de aquella manera. ¿Por eso no más? replicó Don Quijote. Pues si por enamorados echan a galeras, días a que yo pudiera estarbogando en ellas. No son los amores como vuestra merced piensa, dijo el galeote, que los míos fueron que quise tanto a una canasta de colar atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente, que a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta ahora no la hubiera dejado de mi voluntad. Fue en fragante, no hubo lugar de tormento, conclúyase la causa, acomodáronme las espaldas con ciento, ypor añadidura tres años de gurapas, y acabóse la obra. ¿Qué son gurapas? preguntó Don Quijote. Gurapas son galeras, respondió el galeote, el cual era un mozo de hasta edad de 24 años, y dijo que era natural de Piedra hita.
Lo mismo preguntó Don Quijote al segundo, el cual no respondió palabra, según iba de triste y melancólico; mas respondió por él el primero, y dijo: Este, señor, va por canario,digo que por músico y cantor. ¿Pues cómo? repitió Don Quijote. ¿Por músicos y cantores van también a galeras? Sí, señor, respondió el galeote, que no hay peor cosa que cantar en el ansia. Antes he oído decir, dijo Don Quijote, que quien canta sus males espanta. Acá es al revés, dijo el galeote, que quien canta una vez, llora toda la vida. No lo entiendo, dijo Don Quijote. Mas uno de los...
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