capitulo34

Páginas: 7 (1727 palabras) Publicado: 28 de septiembre de 2015
El Hombre que Calculaba

Malba Tahan

CAPÍTULO XXXIV
El califa Al-Motacen ofrece oro y palacios al calculista. Beremís los rechaza.
Un pedido de casamiento. El problema de los ojos negros y azules. Como
determinó Beremís, por el cálculo, el color de los ojos de cinco esclavas.

erminado el relato hecho por Beremís sobre los problemas famosos de
Matemática, el sultán, después de conferenciar envoz baja con sus dos
consejeros, habló así:
Por las respuestas dadas a todas las preguntas, calculista has hecho
méritos para recibir el premio que te prometí. Dejo, por tanto, a tu
lección ¿Quieres recibir veinte mil denarios de oro, o prefieres poseer un
palacio en Bagdad? ¿Deseas el gobierno de una provincia, o ambicionas
el cargo de visir de mi Corte?
Rey generoso –respondió Beremís,profundamente emocionado-. No ambiciono riquezas,
títulos, homenajes o regalos, porque sabido es que los bienes materiales nada valen; la
fama que pueda surgir de los cargos importantes no me interesa, pues mi espíritu no sueña
con la gloria efímera del mundo. Si es vuestro deseo hacerme, como dijiste, envidiado por
todos los musulmanes, mi pedido es el siguiente: Deseo casarme con la joven Telassim, hijadel sheik Iezid Abul-Hamid.
El inesperado pedido formulado por el calculista causó indecible asombro. Me di cuenta, por
los rápidos comentarios que pude oír, que todos los musulmanes que allí se hallaban no
tenían la menor duda sobre el estado de demencia de Beremís.
- ¡Ese calculista es un loco, decían, Desprecia la riqueza y rechaza la gloria para casarse con
una joven que nunca vio!
Cuando elcalifa Al-Motacen oyó el pedido de Beremís, le dijo:
- No me opondré, calculista, a tu casamiento con la hermosa Telassim. Es verdad, que esa
joven ya estaba prometida a uno de los más ricos sheiks de la Corte; pero, por una vez, sin

Colaboración de Guillermo Mejía

1

Preparado por Patricio Barros
Antonio Bravo

El Hombre que Calculaba

Malba Tahan

embargo, ya que ella desea cambiar el rumbo desu vida -¡mactub!-, ¡sea hecha la voluntad
de Alah!
- No obstante, impongo –prosiguió enérgico el soberano- una condición. Tendrás, eximio
matemático, que resolver, delante de todos los nobles que aquí se hallan, un curioso
problema inventado por un derviche del Cairo. Si resuelves ese problema, te casarás con
Telassim; en caso contrario, tendrás que desistir, para siempre, de esa fantasía loca debeduino que bebió “hachís”. ¿Te conviene?
- ¡Emir de los Creyentes! –respondió Beremís con tranquilidad y firmeza-. Deseo conocer los
datos del aludido problema, a fin de poder solucionarlo con los prodigiosos recursos del
Cálculo y del Análisis.
El poderoso califa dijo entonces:
- El problema, en su expresión más simple, es el siguiente: Tengo cinco hermosas esclavas,
que compré hace pocos mesesa un príncipe mongol. De esas cinco encantadoras jóvenes,
dos tienen los ojos negros y las cinco restantes azules. Las dos esclavas de ojos negros
“dicen siempre la verdad”; las esclavas de ojos azules, por lo contrario, son mentirosas, esto
es, “no dicen nunca la verdad”. Dentro de algunos minutos, esas cinco jóvenes serán traídas
a la sala; todas tendrán el rostro cubierto por un espeso velooscuro. El “Jaique” que las
envuelve, hace imposible distinguir en cualquiera de ellas, el menor rasgo fisonómico.
Tendrás que descubrir e indicar, sin el menor error, cuales son las jovencitas de ojos negros
y cuales las de ojos azules. Te será permitido interrogar a tres de las cinco esclavas, no
pudiendo hacer más de una pregunta a cada una. Con la ayuda de las tres respuestas
obtenidas, elproblema deberá ser resuelto, justificando la solución con un razonamiento
matemático. Además, las preguntas deben ser de tal naturaleza, que sólo puedan ser
respondidas con exactitud por las esclavas.
Momentos después, bajo la mirada curiosa de los circunstantes, aparecían en el salón de
audiencias las cinco esclavas de Al-Motacén. Cubiertas con largos velos negros desde la
cabeza hasta los pies,...
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