Capote.


CAPOTE



“Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual ¿Soy un genio?” Así era Truman. Capote calzóse la escafandra y se zambulló en la depresión más abisal de Kansas. En su peculiar “calmachicha”. Su cometido periodístico era empaparse de datos sobre el brutal asesinato de toda una familia por dos facinerosos que, además de no obtener escrúpulos o botín alguno y hacer del atraco unacarnicería, terminaron a pan y agua figurando en la agenda de “Nosotros el Pueblo”; alias de su “entrañable” verdugo. Fue toda una chapuza. No exento de morbo, el taimado Capote (codiciaba, ansiabavender la truculencia de un drama amarilleado con el negro del desenlace patibulario) cubrió una noticia con la que concibió “A Sangre Fría”; soberbia novela que depararía afortunadas lecturascinematográficas (un film homónimo de Richard Brooks en 1967) y algún que otro serial televisivo no exento de esa fetidéz a “patchouli culebrón”. El brillante hallazgo Philip Seymur Hoffman (“Happiness”,“Magnolia”, “La Última Noche”) trenza contenido el dificilísimo papel como Capote, delicado cuanto más se considere el atractivo del personaje y su mundo. Tentación al exceso en todo actor que Hoffman sorteaairosamente siendo recompensado con una (¡voto a Brios, por fin justicia!) estatuilla. Ninguneado el film sin más fetiches a otras disciplinas, fue compensado con los “Bafta” británicos. Harinas deotro costal. El guión revelando el conflicto, por momentos atormentado, entre el tajante, excesivo Truman, y el vulnerable y torturado Capote (Jekill y Mr Hide = Truman versus Capote) es factura de DanFullerman. Michael Danna musíca luciendo por momentos un minimalismo muy de Philip Glass desentonando ostensiblemente a veces con la sutileza del relato. El fotógrafo Adam Kimmel plasma con prolijidadlo más característico de la historia; su sordidéz, el apagamiento. Lo huero, crudo de la historia.
Maravillosas obras suyas como “Desayuno con Diamantes” han deparado clásicos de antología...