caratula
Trabajo Grupal – Original
Microrrelato
Las alas del espantapájaros
En el horizonte los primeros rayos del sol empezaban a desenredarse del alba, se deslizaron con sigilo entre los camposde trigo, tiñendo de oro su camino. Acariciaron la cara sin vida y tosca del muñeco de paja que vigilaba clavado en una estaca, el espantapájaros. Su vida transcurría en un sinfin de días y nochesinterminables. Los pájaros ya no le temían y se burlaban de él pertrechados en sus brazos. Qué descaro. Un día un cuervo joven y audaz le había arrancado un ojo. El espantapájaros se lamentaba de susuerte, y resentía a las aves. Odiaba cómo con sus garras largas y afiladas lastimaban su piel de arpillera, odiaba cómo cantaban, coqueteando con el amanecer entre silbidos, pero por sobre todo odiaba quepudieran volar. Los pájaros iban y venían a su antojo, formando círculos en el cielo, se perseguían víctimas de una alegría frenética, lanzándose en picada desde las alturas. Los miraba desde sulugar, en la estaca ahogándose en su tristeza. Ese día, a la tarde, vio venir al peón. Caminaba con ese paso singular, similar al de la gente de campo, un tanguito apurado, con un tabaco apretado entrelos dientes. Los pájaros huyeron. El peón se acercó y lo miró de arriba abajo, meneó la cabeza y mientras lo levantaba murmuró: “tantos años, compañero”. Se lo colgó al hombro y lo llevó al galpón. Elespantapájaros, cargado en el hombro del peón, miraba el cielo con su ojo de botón azul. Un gorrión emprendió el vuelo escandalizado. El espantapájaros lo siguió con la mirada y lo vio perderse entrelos bosques de eucaliptos. Cuando llegaron al galpón el hombre lo depositó casi con ternura en el piso, meneó la cabeza una vez más. Entró en el galpón y salió con un bidón de nafta. Mientras lobañaban en el líquido aceitoso, el espantapájaros mantuvo la mirada fija en el cielo. Sonriendo, esa sonrisa dura y torcida que hacía años le había pintado la hija del patrón con una manito pequeña y...
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