Carina Agustina

Hoy hay consenso de que el neoliberalismo ha fracasado como propuesta económica, pero habrá que hacerle frente al modelo ideológico que ha globalizado. Entre las lacras visibles, Emir Sader, señala a la cultura del  shopping center, como la culminación del sueño liberal: masas alienadas consumiendo o consumiendo alienadamente. Sader sostiene que es difícil hacer propuestas anticonsumistas ensociedades en las que el acceso al consumo es una conquista. En Europa también han ido proliferando los shopping center, -en España se llaman “centros comerciales”, en el idioma al menos hemos resistido-  destruyendo el comercio de barrio  y las tiendas de toda la vida. Pero afortunadamente, los centros comeciales – al menos los de Barcelona- son lugares tan feos, tan ordinarios y tan vulgares, quela mayoría de personas que conozco manifiestan desagrado cuando no se tiene más remedio que ir al centro comercial. Por ejemplo, casi el único lugar donde se pueden hacer copias de llaves sin tener que recorrer media Barcelona,  es en los centros comerciales. Los pequeños comercios que las hacían han cerrado arruinados por el precio del alquiler de los locales. Por la misma razón han desaparecidolas tiendas de compostura de calzado y de reparación de relojería y joyería. Pero en el centro comercial hay de todo, aunque para atravesarlo hay que sortear bandadas de  adolescentes chillones, niños que corretean enloquecidos mientras tragan comida basura cuya pringosa huella grasienta van dejando en el suelo; familias que conducen carros de la compra tan cargados que no ven por donde circulan.Además son de ese tipo de gente que si te empuja, te pisa o sus hijos en patines atropellan a un anciano o un minusválido, nunca se detienen, ni  piden disculpas ni regañan al mocoso. Ni siquiera son rescatables los cines que hay en los centros comerciales, pues su oferta cinematográfica siempre es insalubre para las neuronas. El olor del centro comercial, que lo anuncia a varias calles dedistancia, es también inconfundible: los efluvios de las fritangas que salen  de los Burgers, los Kentuckys y los Macdonals se mezclan con los ambientadores baratos de las tiendas de ropa. Y no olvidemos el ruido infernal que sale de los locales de juegos, y los promotores de telefonía, de bancos, de tarjetas de crédito o  de seguros, que te asaltan un par de veces como mínimo en cada planta.Sinceramente, creo que si se trata de vencer a los shopping center, centros comerciales o como quieran llamarle a esos antros , tenemos la batalla ganada sin mover un solo dedo. MM








Desde el diagnóstico neoliberal, en la voz de Ronald Reagan, según el cual el Estado dejaba de ser solución para volverse problema, el debate ideológico y la lucha política han girado en gran parte alrededor del Estado. UnEstado que había sido gran protagonista en la era del bienestar social se volvía el villano: despilfarro, ineficiencia, corrupción, tributación. Lo que viene del Estado pasó a resumir todo lo que habría de malo en la sociedad.

El neoliberalismo buscaba destruir la imagen del Estado –especialmente en sus aspectos reguladores de la actividad económica, de propietario de empresas, de garante dederechos sociales, entre otros—, para reducirlo a un mínimo, colocando en su lugar la centralidad del mercado. Fue la nueva versión de la concepción liberal, de polarización entre la sociedad civil –compuesta por individuos– y el Estado.

Pasaron a proponer como campo teórico de enfrentamiento la polarización entre estatal y privado, escondiendo lo público, buscando confundirlo con lo estatal.Mientras que el campo teórico central de la era neoliberal tiene como eje la polarización entre lo público y lo mercantil. Democratizar es desmercantilizar, es consolidar y expandir la esfera pública, articulada alrededor de los derechos de todos y compuesta por los ciudadanos como sujetos de derechos. La esfera mercantil, a su vez, se articula alrededor del poder de compra de los consumidores, del...