Carlos
Abrió la puerta y entró. Se dirigió a su banca y tomó elcuaderno. Antes de salir, echó una mirada a su alrededor. En unas semanas dejaría ese salón y, después de vacaciones, pasaría al de sexto grado. Su mirada se detuvo en la biblioteca pequeña, allí endonde los libros descansaban sobre dos tablas. Recordó que al inicio del año había sólo una. El papá de Julián llevó la otra cuando los libros ya no cabían. Ahora había dos tablas y más libros.
Allíseguían aquellos libros que conoció al inicio de año; se veían más usados, más hojeados, más mirados y leídos, pero continuaban siendo interesantes. También estaban aquellos otros que fueron llegandopoco a poco a lo largo del año escolar. Llegaron uno a uno, y se fueron acomodando en las tablas.
¡Ah! Pero allí también estaban, en la tabla de arriba, unos libros muy especiales, ¡los que habíannacido en el salón! Aquellos que ella y sus compañeros hicieron: la antología de cuentos y leyendas, la antología de poesía, los libros de historietas, los guiones teatrales y algunos boletines escolares.Todos estaban hechos a mano. Muchas plumas y lápices habían trabajado durante casi un año para hacer todos esos libros especiales. Al contemplarlos, la niña sentía enorme satisfacción.
Ella habíacontribuido para hacerlos. Los conocía muy bien y por eso le gustaban mucho. No estaba tan parejitos como aquellos otros que no nacieron en el salón, pero eran muy bonitos.
María Teresa dio mediavuelta y se dirigió hacia la puerta. Ya estaba por salir del salón, cuando se detuvo como si se le hubiera olvidado algo. Dio otra media vuelta y se encaminó hacia los libros. Al llegar, dijo con voz...
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