Carta Adviento

Santiago. Diciembre 2012
Queridos amigos y amigas:
Adviento está terminando, la Navidad está cerca. Vivamos este tiempo de la mano de Maria, la madre de Jesus. En medio de calores y cansancios dejemos que Dios siembre esperanza en nosotros y en todos los hombres y mujeres de este mundo.
Es un tiempo privilegiado si nos damos espacio para recorrer lo vivido y nos dejarnos enseñar por laexperiencia. También tenemos que sacar la cuenta cuando y como el Señor vino a golpear nuestra puerta para invitarnos a estar, a encontrarnos, a compartir una palabra de vida.
Cada año tiene sus gracias y sus dolores, encuentros que nos alegran la vida y dolores que nos desconciertan. Lo aprendido, lo gustado y lo sufrido puede ser el mejor regalo que ofrecemos a las personas con quien compartimos lavida y la tarea cotidiana.
Quiero invitarlos a rever con los ojos de Jesus las personas, los tiempos y las circunstancias que han conformado nuestro quehacer. Es una urgencia agradecer a Dios y a todos los que nos han acompañado en esta etapa de nuestra vida, a los que nos han animado a seguir adelante en los momentos difíciles, a los que nos han corregido cuando no supimos hacer o decir lo quecorrespondía.
Dispongámonos en este tiempo de Navidad a acoger a Jesucristo en su belleza, en su sencillez, en su amor apasionado por nosotros.
Su nacimiento y su vida en medio de nosotros es una intervención transformadora. El viene a sanar nuestros desórdenes, a consolar nuestro corazón desgarrado, a iluminar nuestras oscuridades, a cargar con el peso de nuestra vida de manera que tengamosfuerza y libertad para querer y servir a muchos, nos viene a dar grandeza de alma para aceptar muchas cosa que nunca vamos entender.
En nuestra revisión también tenemos que entrar en el mundo de los dolores, de las dificultades, de los desencantos, en pocas palabras de la adversidad en la vida propia, en la de nuestra familia, en las instituciones.
Ellos son parte de la vida de todo y de todos. Noscuesta darles espacio, asumirlas, sufrirlas, darles sentido y pedir ayuda para pasar por ellas y dejarnos enseñar.
La adversidad siempre nos plantea una encrucijada: nos dejamos aplastar por el desencanto, la pena y la desesperanza, o bien nos sentimos desafiados a sacar lo mejor de nosotros mismos para salir adelante y ser fieles a nuestros compromisos, a nuestros amores y al bien de losdemás.
Enfrentar situaciones dolorosas que, por momentos nos dejan perplejos, es propio de adultos y no debe extrañarnos que se presenten en nuestra vida. Desgraciadamente nadie se da tiempo para enseñarnos a abordarlas.
En estas situaciones si queremos crecer y ser una ayuda, no hay espacio para estrategias como escandalizarnos y el quejarnos, ni para la resignación o el desentendernos para noser alterados. El pesimismo y el desánimo son una tentación peligrosa. Con estas conductas empezamos a ser parte del problema.
Nuestra Iglesia está pasando por momentos difíciles, dolorosos, que nos han hecho cuestionar nuestra fe y nuestra esperanza.
No solo está el mal hacer de nosotros como sacerdotes, también es duro constatar que hemos perdido la credibilidad y la confianza comotransmisores de la Buena Noticia de Jesucristo. Nos hemos equivocado al presentarnos como personas con la vida resuelta. Hoy sale a luz nuestra fragilidad y nuestras dificultades, que son muchas.
Me duele encontrarme con personas y grupos que ya no viven la alegría de pertenecer a la comunidad de Jesucristo, a la Iglesia. Son muchos los que se han desencantado y toman distancia o han privatizado surelación con Jesucristo. Nuestra vocación de discípulos y nuestra tarea como hijos de la Iglesiaes la de ser maestros de vida y ser albergue para todos los que buscan a Dios, para los que se han equivocado en la vida, para los que quieren construir una sociedad más justa y fraternal. No lo hemos sabido hacer, necesitamos del perdón y de la misericordia de Dios y de los hombres.
Otras falencias que...