Carta de misionero
El tiempo para salir te ha llegado, y son muchas las cosas para hacer o decir. Ahora, tu mente está un poco confusa pensando en la ropa que tienes que guardar, las direcciones queanotar, las personas que se despiden, el nerviosismo del viaje; todo eso contribuye a que sea un tanto difícil mantenerse imperturbable. Quizás desearas...
Quizás desearas estar mejor preparado, conocermás el Evangelio, saber las charlas con mayor seguridad; pero en todo eso, lo más importante es tener el deseo de servir a Dios y de compartir las buenas nuevas con los escogidos.
Tan sólo en unosdías más conocerás la obra más hermosa que pueda existir sobre la tierra; podemos obtener un título universitario; podemos ser reconocidos por el mundo, conseguir conocimientos científicos, lograrbienestar; hay muchas y variadas cosas en las que podemos estar activos; pero nada de ello supera a las experiencias ganadas en el campo misional, y éstas son privativas de todo aquel que haya sidomisionero.
No podemos estar completos si no somos misioneros y ésta es una responsabilidad de cada sacerdote de la iglesia.
Una misión es algo especial. Sentirás el gozo de ver bautizarse a quienes túenseñaste, gozo al escucharles orar por primera vez, gozo al mostrarles el camino hacia la salvación y verles progresar en la iglesia.
Sentirás seguridad al testificar que Dios vive y saber positivamenteque El escucha nuestras oraciones. Sentirás el gozo de compartir tus horas con alguien que te apoya plenamente, a quien llegaras a amar sinceramente aun cuando no le hayas visto antes y tal vez nuncavuelvas a ver en esta tierra: “tu compañero”.
Sentirás tristeza cuando te cierren una puerta, cuando alguien no quiera saber más, cuando rechacen tu mensaje. Pero por tristes que sean esas cosas, ypor preciadas otras, nada será comparable a ese tiempo en que vivirás sin preocupaciones, sólo compartiendo las verdades eternas con tus semejantes.
Nunca en tu vida tendrás igual privilegio y...
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