Carta De Papa Francisco
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VATICANO, 10 Dic. 14 / 01:38 pm (
ACI
). La
Santa Sede
dio a conocer hoy el mensaje del
Papa Francisco para la celebración de la Jornada Mundial por la Paz 2015, en el que hace un
especial llamado para abolir la esclavitud.
A continuación el texto completo titulado “No esclavos, sino hermanos”
1. Al comienzo de un nuevo año, que recibimos como una gracia y un don de Dios a la
humanidad, deseo dirigir a cada hombre y mujer, así como a los pueblos y naciones del mundo, a
los jefes de Estado y de Gobierno, y a los líderes de las diferentes religiones, mis mejores deseos
de paz, que acompaño con mis oraciones por el fin de las guerras, los conflictos y los muchos de sufrimientos causados por el hombre o por antiguas y nuevas epidemias, así como por los
devastadores efectos de los desastres naturales.
Rezo de modo especial para que, respondiendo a nuestra común vocación de colaborar con Dios
y con todos los hombres de buena voluntad en la promoción de la concordia y la paz en el mundo, resistamos a la tentación de comportarnos de un modo indigno de nuestra humanidad.
En el mensaje para el 1 de enero pasado, señalé que del «deseo de una
vida plena… forma parte
un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que
encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer».1 Siendo el
hombre un ser relacional, destinado a realizarse en un contexto de relaciones interpersonales
inspiradas por la justicia y la caridad, es esencial que para su desarrollo se reconozca y respete su
dignidad, libertad y autonomía.
Por desgracia, el flagelo cada vez más generalizado de la explotación del hombre por parte del
hombre daña seriamente la vida de comunión y la llamada a estrechar relaciones interpersonales
marcadas por el respeto, la justicia y la caridad. Este fenómeno abominable, que pisotea los
derechos fundamentales de los demás y aniquila su libertad y dignidad, adquiere múltiples
formas sobre las que deseo hacer una breve reflexión, de modo que, a la luz de la Palabra de Dios, consideremos a todos los hombres «no esclavos, sino hermanos».
A la escucha del proyecto de Dios sobre la humanidad
2. El tema que he elegido para este mensaje recuerda la carta de san Pablo a Filemón, en la que le
pide que reciba a Onésimo, antiguo esclavo de Filemón y que después se hizo cristiano,
mereciendo por eso, según Pablo, que sea considerado como unhermano. Así escribe el Apóstol
de las gentes: «Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y
no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido» (Flm 1516).
Onésimo se convirtió en hermano de Filemón al hacerse cristiano. Así, la conversión a Cristo, el
comienzo de una vida de discipulado en Cristo, constituye un nuevo nacimiento (cf. 2 Co 5,17; 1
P 1,3) que regenera la fraternidad como vínculo fundante de la vida familiar y base de la vida
social.
En el libro del Génesis, leemos que Dios creó al hombre, varón y hembra, y los bendijo, para que
crecieran y se multiplicaran (cf. 1,2728): Hizo que Adán y Eva fueran padres, los cuales,
cumpliendo la bendición de Dios de ser fecundos y multiplicarse, concibieron la primera
fraternidad, la de Caín y Abel. Caín y Abel eran hermanos, porque vienen del mismo vientre, y
por lo tanto tienen el mismo origen, naturaleza y dignidad de sus padres, creados a imagen y
semejanza de Dios.
Pero la fraternidad expresa también la multiplicidad y diferencia que hay entre los hermanos, si
bien unidos por el ...
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