CARTA DE PONCIO PILATOS
Por: Freddy Yépez
Poncio Pilatos fue gobernador y militar romano y procurador de la provincia imperial de Judea desde el 26 al 36 después de Cristo o en nuestra era. No vamos acá a ocuparnos de las crueldades del monstruo y de su culpabilidad en la crucifixión del Señor Jesucristo. Los historiadores Filón y Josefo, por ejemplo, pueden sermucho más fructíferos para quienes busquen conocimiento sobre Poncio. Aquí lo que interesa es desentrañar el cuento del beso de Judas que llevó a la captura de Jesucristo por los gendarmes del imperio romano.
Ya en otras oportunidades se ha escrito o hablado del tema, pero nunca habíamos desmenuzado una carta de Poncio Pilatos a Tiberio César, quien fue emperador desde el año 14 hasta el 37 antes deCristo o de nuestra era. Lo más correcto es que hagamos un análisis serio y objetivo de la carta resguardándonos de esa fe ciega que obnubila el sentido común a la hora de una sospecha que nada deja pasar para que el lente de la ciencia haga suyo el camino andándolo donde se comprueba o se rechaza la hipótesis.
Si partimos del hecho que Jesús, con sus prédicas de liberación por el pobre contra elrico, no era un acontecimiento insignificante sino más bien de importancia en una situación de pueblo oprimido y de provincia colonizada por el imperio romano, debemos suponer que Poncio Pilatos estaba en la obligación de informar verazmente a su jefe superior, el emperador en relación con las actividades políticas de sus adversarios y, especialmente, sobre el líder. Sin embargo nos extrañamuchísimo que Poncio Pilatos –que al final terminó crucificando a Jesús- le mande a decir a Tiberio César que el predicador nada decía que afectara al imperio ni su forma de gobernar en Judea. De ser así, nadie puede creer que Judas, con el odio que sentía contra el imperio, se hubiese calado a Jesús y lo hubiera seguido fielmente hasta el supuesto momento en que decidió entregarlo. Y también es muysospechoso que Pedro, hombre de espada en mano para pelear contra los gendarmes del imperio y lo demostró cortando oreja de polizonte, hubiera seguido con tanta fidelidad al pacífico predicador hasta ganarse ser el portador de las llaves de las puertas del Cielo.
En la carta, contra todos los evangelios y contra el espíritu rebelde de Jesús, el verdugo sostiene que temió al comienzo de que setratara de prédicas para sublevar al pueblo contra los romanos, pero que no fue así. Incluso que un día lo vio predicando tranquilamente dándose cuenta de la diferencia entre Jesús y los que le escuchaban, que su barba y su pelo le daban una apariencia celestial, que tenía una faz amable y simpática. Aquí notamos que pudiera entenderse que Poncio creía en un poder superior venido del cielo y no delemperador romano. Decidió infiltrar en el grupo de asistentes a su secretario, quien luego le informó que jamás había leído en las obras de los filósofos nada que pudiera compararse con las enseñanzas de Jesús. Además –prestemos atención a esto- no era ni seductor ni agitador, y que era recomendable más bien protegerlo. Suponemos por el supuesto bien que le estaba haciendo al imperio romano y no alpueblo de Judea. Este cuento ni lo cree María, ni lo cree José de su hijo adoptivo, ni lo cree el mismo Jesucristo, ni lo cree el mismo Poncio Pilatos que lo sacrificó teniendo potestad para salvarlo, ni lo creen quienes ansían la independencia de su nación, porque para calarse a un pacifista convicto y confeso de de pies y cabeza y manos, hay que ser un resignado perpetuo de la esclavitud.
Ponciodice, contradiciendo el despotismo de sus actos de gobernador, que Jesús era libre de hablar y de reunir al pueblo, y que esa libertad ilimitada era lo que provocaba en los judíos ricos indignación e irritación. No es creíble que una persona predique la lucha de los pobres contra los ricos en una nación colonizada sin tocar para nada al colonizador. Ese embuste que se lo meta a Tiberio César,...
Regístrate para leer el documento completo.