Carta De Un Estudiantea Su Maestro
¡Ustedes son unos flojos e inmaduros! ¿Cuándo aprenderán lenguaje? ¡Creen que así van a ingresar a la universidad! ¿Qué hacen aquí?
Realmente, ha pasadomucho tiempo desde que dejé de escucharle, pero en mis evocaciones taciturnas al pensar en su curso llegan a mi mente sus frases inflamables llenas de perjuicio y pesimismo.
Nadie se igualaba austed, ¡ni imaginarlo! Nadie era digno de formularle una pregunta, nadie podía replicarle; valiente el osado que buscaba responder correctamente las misteriosas y barrocas preguntas que nos separan másde verlo como una persona.
Siempre quiso que le guardáramos respetos y para ello se valió de los insultos, los exámenes de poder, era usted quien tenía la última palabra frente a aquel curso que erala excusa escapista para mostrarnos su faz narcisista de intelectual frente a unos vasos vacíos que era como usted nos miraba.
Aunque busqué y traté de entenderlo, siempre me llevé la idea de queel único con quien conversaba era con la pizarra en su monologo interior a alguien que lo comprendiera, a alguien que no le dijera nada, a alguien que no pensara, a alguien sumiso, conformista ypasivo intelectual.
Nadie puede negar su alto grado de preparación; pero aquello, tal vez, lo llevó al Olimpo del síndrome del producto terminado y encima de su tarima nos veía como seres inferiores.Casi nunca bajo de allí para preguntarnos si habíamos entendido en su clase, entraba a la hora, borraba sin respeto la pizarra, terminaba su tema como podía por miedo al atraso, ya que esto lo llevaríaa darnos un poco de su tiempo después de su horario establecido, dictaba claves y punto. No sé si se enteró o suponía que ninguno de los alumnos lo quería como docente por su metodología memorística ysimplemente tradicional.
Me acuerdo aquella vez cuando vino con unas separatas para practicar y dejó por un momento que nosotros fuéramos parte de la clase al salir a la pizarra; aunque eso...
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