Carta Sobre El Humanismo
CARTA SOBRE EL
HUMANISMO
1946
Martin Heidegger
Traducción de Helena Cortés y
Arturo Leyte
Edición electrónica de
www.philosophia.cl / Escuela de
Filosofía Universidad ARCIS.
www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS
CARTA SOBRE EL HUMANISMO
Martin Heidegger.
Estamos muy lejos de pensar la esencia del actuar de modo suficientemente decisivo. Sólo se conoce el actuar como la producción de un efecto, cuya realidad se
estima en función de su utilidad. Pero la esencia del actuar es el llevar a cabo. Lle‐
var a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, guiar hacia ella,
producere. Por eso, en realidad sólo se puede llevar a cabo lo que ya es. Ahora bien, lo que ante todo «es» es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esen‐
cia del hombre. No hace ni produce esta relación. El pensar se limita a ofrecérsela
al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Este ofrecer consiste
en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del ser. En su mo‐
rada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada. Su guarda consiste en llevar a cabo la manifestación del ser, en la medida en que,
mediante su decir, ellos la llevan al lenguaje y allí la custodian. El pensar no se con‐
vierte en acción porque salga de él un efecto o porque pueda ser utilizado. El pen‐
sar sólo actúa en la medida en que piensa. Este actuar es, seguramente, el más sim‐ple, pero también el más elevado, porque atañe a la relación del ser con el hombre.
Pero todo obrar reside en el ser y se orienta a lo ente. Por contra, el pensar se deja
reclamar por el ser para decir la verdad del ser. El pensar lleva a cabo ese dejar.
Pensar es: l’engagement par l’Étre pour l’Étre. No sé si lingüísticamente es posible de‐
cir esas dos cosas («par» y «pour») en una sola, concretamente de la manera siguien‐te: penser, c’est l’engagement de l’Étre. Aquí, la forma del genitivo, «de l’…» pretende
expresar que el genitivo es al mismo tiempo subjetivo y objetivo. Efectivamente,
«sujeto» y «objeto» son títulos inadecuados de la metafísica, la cual se adueñó des‐
de tiempos muy tempranos de la interpretación del lenguaje bajo la forma de la
«lógica» y la «gramática» occidentales. Lo que se esconde en tal suceso es algo que hoy sólo podemos adivinar. Liberar al lenguaje de la gramática para ganar un or‐
den esencial más originario es algo reservado al pensar y poetizar. El pensar no es
sólo l’engagement dans l’action para y mediante lo ente, en el sentido de lo real de la
situación presente. El pensar es l’engagement mediante y para la verdad del ser. Su
historia nunca es ya pasado, sino que está siempre por venir. La historia del ser
sostiene y determina toda condition et situation humaine. Para que aprendamos a ex‐
perimentar puramente la citada esencia del pensar, lo que equivale a llevarla a ca‐
bo, nos tenemos que liberar de la interpretación técnica del pensar. Los inicios de
esa interpretación se remontan a Platón y Aristóteles. En ellos, el pensar mismo va‐
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le como una τέχνη, esto es, como el procedimiento de la reflexión al servicio del
hacer y fabricar. Pero aquí, la reflexión ya está vista desde la perspectiva de la
πρᾶζις y la ποίησις. Por eso, tomado en sí mismo, el pensar no es «práctico». La
caracterización del pensar como θεωρία y la determinación del conocer como pro‐cedimiento «teórico» suceden ya dentro de la interpretación «técnica» del pensar.
Es un intento de reacción que trata de salvar todavía cierta autonomía del pensar
respecto al actuar y el hacer. Desde entonces, la «filosofía» se encuentra en la per‐
manente necesidad de justificar su existencia frente a las «ciencias». Y cree que la ...
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