Carta A La Ministra

CARTA A LA MINISTRA

Concédame, excelentísima señora, que concluya estas reflexiones dirigiéndome personalmente a usted. No tengo honor de conocerla personalmente, ni siquiera la imagino como unapersona determinada, sino más bien como la antonomasia genérica de cuantas autoridades se ocupan en este o en otro país; bien pudiera usted ser hombre y no mujer, pero he comprobado que en esta areagubernamental abundan las responsables femeninas.
Supongámosla excelentísima y no excelentísimo, señora ministra, que ha tenido paciencia para distraer tiempo y leer las páginas de este ensayo, quizá sepregunte cual es la verdadera razón que me ha llevado a escribirlo. Podría contestarle, he sido consultado en los últimos tiempos por personas que declaraban no saber cómo educar a sus hijos y, porotra parte la corrupción de la juventud se ha convertido en un tema universal de lamentaciones, y propone reflexiones personales acerca de la cuestión; estas palabras suenan perfectamente adecuadas,pero no me decido a emplearlas porque ya lo hizo John Locke el 7 de marzo de 1693.
Uno de los ingredientes más perversos de la miseria es la ignorancia. Donde hay ignorancia se desconocen los principiosbásicos de las ciencias; ahí reina la miseria y no hay libertad. La democracia no consiste solamente en respetar los derechos iguales de los ciudadanos, por eso en las sociedades democráticas laeducación no es algo meramente opcional sino una obligación publica que la autoridad debe garantizar y vigilar. El sistema democrático tiene que ocuparse de la enseñanza obligatoria de los neófitos. Laenseñanza tiene que ser tan pluralizada como la sociedad misma y en ella es conveniente que puedan hallar acomodo estilos y sesgos diferentes, ningún padre debe ver a su hijo sin estudios por razoneseconómicas, tampoco tiene derecho a privarle de ellos por razones ideológicas.
El saber que la enseñanza pretende transmitir no es la sema de conocimientos y experiencias aceptadas por los padres, sino...