Carta a un joven poeta
Acasoresulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debeser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.
Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted querenunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido nohabrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras
Y esque en realidad, sobre todo ante las cosas más hondas y más importantes, nos hallamos en medio de una soledad sin nombre. Para poder aconsejar y, más aun, para poder ayudar a otro ser, deben ocurrir ylograrse muchas cosas. Y para que se llegue a acertar una sola vez, debe darse toda una constelación de circunstancias propicias.
Ningún suceso vivido, por insignificante que parezca, es tenido enpoco. El más pequeño lance, el episodio más nimio, se desarrolla cual si fuese todo un destino. Y hasta el destino mismo es como un tejido amplio y maravilloso, en cuya trama cada hilo es guiado coninfinita ternura por una mano cariñosa, y colocado a la vera de otro hilo, para ser sostenido y conllevado por otros mil.
De algún modo nos volvemos mejores y más sencillos en el mirar; se hace...
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