Carta

Cuando estoy ante una página en blanco, lo único que me pasa por la cabeza es: ¿Cómo empiezo?, ¿Qué me apetece decir?, ¿Por qué no me sale nada?... Por eso concluyo que siempre será mejor empezarescribiendo la verdad, es decir, reconociendo que mi mente se torna tan blanca como esta hoja y que la consciencia se queda muda... Escribir sobre ello ayuda a que las palabras empiecen a fluir... Es comocuando estás tan triste, decepcionado o enfadado, que las palabras son incapaces de salir por la boca... El nudo del pecho es imposible de penetrar... Entonces, se te ocurre decir cualquier tonteríaque poco a poco te permita empezar a hablar... A veces funciona... Otras, simplemente te marchas (y la hoja se queda en blanco)... Puede que eso sea como esconderse de la verdad, de la propiarealidad... Pero si supiese cómo luchar contra ello... Lo intentas una y otra vez y siempre sale mal... Parece que eres demasiado débil y fácil de superar, aunque día a día permanezcas ante el objetivo deseguir adelante, de mejorar... A veces permaneces tambaleándote, otras fuerte como un roble, y otras llegas simplemente por la inercia de la rutina y el instinto... Cómo un robot.. Tu misma te programaspara ir tras unas metas, algunas sin saber porqué: jamás verás un ordenador preguntando por qué motivo tiene que cerrar una aplicación... simplemente así fue programado... Te levantas cada mañana comoun reloj y sigues con tu vida, de forma automática... Y poco a poco, lo que realmente sientes y quieres, desaparece, como un animall indefenso olvidado por su amo, se desvanece sin decir nada... Peroel paso del tiempo y las diferentes experiencias te hacen plantearte ciertas preguntas: ¿Por qué hago esto si ni siquiera me gusta?, ¿Por qué los aguanto si apenas los soporto?, ¿Realmente nací parallevar esta vida?, ¿Qué don me dejé por el camino?... Aquéllos que creen en el destino te dirán: déjalo estar, al final es aquí dónde te encuentras, ¿no?, pues para ésto naciste. Otros más escépticos...