Cartas A Un Espiritu Inquieto14

Páginas: 74 (18252 palabras) Publicado: 14 de abril de 2015
EDIT006813/INST. JOHN HENRY/PUB0171957 C

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Cartas
a un espíritu
inquieto

© 2011, Delegación de la Pastoral Universitaria de la Archidiócesis de Madrid

Coordinación editorial: UFV
Printed in Spain - Impreso en España por:
Publidisa
D.L.: SE-5135-2011
Edición no venal. Prohibida su venta.

1. El hombre como pregunta
Nueva York, 6 de enero de 2011Querido Ignacio:
Te extrañará que te escriba una carta como ésta, pero el otro día
me quedé con las ganas de seguir hablando, de buscar juntos
las respuestas a las preguntas que me lanzabas como dardos. No
digo que este método sea una apuesta segura, pero por lo menos
habremos ganado la batalla a la prisa. Y la falta de respuestas
no vendrá por no habernos empeñado en la contienda, por no
habernostomado en serio nuestra búsqueda.
No sólo te escribo porque siga siendo un profesor
romántico y me parezca que el método epistolar tiene
su gracia (y su profundidad) sino porque, como te dije,
este año, tras décadas dedicado a la enseñanza a pie del
cañón, tendré mi primer sabático y lo dedicaré a viajar y
a comprobar que aquello que enseño no está alejado de la
realidad, y que la realidad tiene unmismo horizonte para
todos los hombres.
Ya ves, mi primera parada, Nueva York. Un lugar en el
que pareciera que las preguntas se convierten en rascacielos.

[5]

Enormes, insondables… y nosotros ahí, subidos al andamio,
como en esa foto tan famosa en la que los obreros se comen
el bocadillo a cientos de metros del suelo… ¡Qué pequeñez!
¡Y qué ingenuidad la suya!… Pero, ahí están. Construyendo
unedificio con el deseo de llegar al cielo (¿recuerdas la clase en
la que vimos la pretensión que sostenía la Torre de Babel?) y…
tomándose un bocata.
Bueno, pues así estoy yo ahora mismo ante tu inquietud.
«¿Para qué la vida?», me dijiste, y te quedaste tan ancho
soltando la gran pregunta que teje toda la historia de la
humanidad. Y yo aquí, tras cientos de lecciones en el aula, sigo
mirando elcielo que bordea los rascacielos, y me pregunto
contigo: ¿para qué la vida?
Lo que te voy a contar no es más que mi experiencia,
que vuelvo a hacer mía tras tu interpelación. Y esta experiencia
—a medida que pasan los años, más me convenzo— es dada
como un regalo, como una certeza que no me pertenece, pero
que me ayuda a distinguir el sol tras tanta mole de cemento.
Querido Ignacio, toma lo quequieras, como un regalo que
no puedo disfrutar yo solo. Como si, encima del andamio, te
diera la mitad de mi bocadillo.

El hombre se hace preguntas
Lo primero que te digo es que ¡no eres raro! No te sientas
extraño por tener un raudal de preguntas para las que no
hallas respuestas, y a la vez un deseo enorme de enfrascarte
en la vida sin esperar a tener muchas seguridades. ¡Bienve-

[6]

nido a laexistencia! Llevamos dentro una búsqueda, una
necesidad de saber para qué vivimos, de anclar nuestra
vida a algo o a alguien que le dé sentido. Esta inquietud la
tenemos todos. De hecho, las preguntas que me hacías el
otro día eran auténticas inquietudes. No sólo se preguntan
estas cosas los filósofos, los sabios o los que se dedican a
la vida ociosa. Nos las planteamos tú, yo y todos los sereshumanos, no importa la edad, la cultura, la forma o las
palabras.
Estas preguntas vienen de dentro, no nos las mete nadie
en la cabeza ni en el corazón. Salen porque somos buscadores
por naturaleza, así estamos hechos. Y es muy serio lo que está
en juego: el sentido de nuestra vida, de todo lo que somos y
lo que hacemos.
Las preguntas que nos queman surgen cuando la realidad
de la vida nos impacta dealguna manera: un dolor, una buena
noticia, una decisión que se nos impone tomar… Siempre nos
planteamos «¿esto por qué?, ¿para qué?». ¿Que cuándo tomé yo
conciencia de que era urgente encontrar respuestas? Cuando
mi hermano pequeño murió.
Aun así, no creas que pongo el dolor como único
detonante para enfrentarse a la vida. Éste es mi camino, el
tuyo será otro. ¿Recuerdas uno de esos momentos en...
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