Cartas a un excéptico en materia de religión
Jaime Balmes
Cartas a un escéptico en materia de religión.
Primera edición electronica de Editorial Gaiferos, Libros-E. Madrid, 2002
Clásicos del Pensamiento Hispano Numero 10
Índice
Cartas a un escéptico en materia de religión
Carta I Cuestiones importantes sobre el escepticismo Carta II Multitud de religiones . Carta III Sencillademostración de la existencia de Dios. Eternidad de las penas del infierno . Carta IV Filosofía del porvenir . Carta V La sangre de los mártires . Carta VI La transición social . Carta VII La tolerancia . Carta VIII Los nuevos espiritualistas franceses y alemanes . Carta IX Panteísmo de la filosofía alemana . Carta X Escuela filosófica francesa de Mr. Cousín . Carta XI
Cómo ha podidointroducirse en Francia la filosofía alemana . Carta XII Contradicciones de los incrédulos . Carta XIII La humildad . Carta XIV Los cristianos viciosos . Carta XV Destino de los niños que mueren sin bautismo . Carta XVI Los que viven fuera de la Iglesia . Carta XVII La visión beatífica . Carta XVIII El purgatorio . Carta XIX La felicidad en la tierra . Carta XX Culto de los Santos . Carta XXI Mudanza delincrédulo . Carta XXII Pasajes de Leibnitz en favor del dogma católico . Carta XXIII Comunidades religiosas . Carta XXIV
La severidad de las comunidades religiosas . Carta XXV El amor de la verdad y la fe . Anexos Nota sobre el autor.
Carta I
Cuestiones importantes sobre el escepticismo.
Carácter de la autoridad ejercida por la Iglesia católica. La fe y la libertad de pensar. Vanoprestigio de las ciencias. Un pronunciamiento científico. Naufragio de las convicciones filosóficas. Sistema para aliar cierto escepticismo filosófico con la fe católica. El escepticismo y la muerte. El escepticismo origen de un tedio insoportable. Es una de las plagas características de la época. Motivos de la permisión divina. La fe contribuye a la tranquilidad de espíritu.
Mi estimado amigo: Difíciltarea me ha deparado usted en su apreciada, hablándome del escepticismo: éste es el problema de la época, la cuestión capital, dominante, que se levanta sobre todas las demás, cual entre tenues arbustos el encumbrado ciprés. ¿Qué pienso del escepticismo; qué concepto formo de la situación actual del espíritu humano, tan tocado de esta
enfermedad? ¿cuáles son los probables resultados que ha deacarrear a la causa de la religión? Todo esto quiere V. que le diga; a todas estas preguntas exige usted una respuesta cabal y satisfactoria; añadiéndome que "quizás de esta manera se esclarezcan algún tanto las tinieblas de su entendimiento, y se disponga a entrar de nuevo bajo el imperio de la fe". Deja V. entrever algunos recelos de que mis respuestas sean sobrado dogmáticas y decisivas;haciéndome, la caritativa. advertencia de que "es menester despojarse por un momento de las convicciones propias, y procurar que la discusión filosófica se resienta todo lo menos posible de la invariable fijeza de las doctrinas religiosas". Asomaba a mis labios la sonrisa al leer las palabras que acabo de transcribir, viendo que de tal manera vivía V. equivocado sobre la verdadera situación de miespíritu; pues se figuraba hallarme tan dogmático en filosofía como me había encontrado en religión. Paréceme. que, a fuerza de declamar contra la esclavitud del entendimiento de los católicos, han logrado en buena parte su dañado objeto los incrédulos y los protestantes, persuadiendo a los incautos de que nuestra sumisión a la autoridad de la Iglesia en materias de fe, quebranta de tal suerte el vuelodel espíritu y anonada tan completamente la libertad de examinar, hasta en los ramos no pertenecientes a religión, que somos incapaces de una filosofía elevada e independiente. Así tenemos por lo común la desgracia de que sin conocernos se nos juzgue,
y sin oírnos se nos condene. La autoridad ejercida por la Iglesia católica sobre el entendimiento de los fieles, en nada cercena la libertad...
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