Su tema casi exclusivo, es la soledad, su grandeza y sus dificultades. La necesidad de soportarla con firme actitud,eludiendo la corrida hacia quiennos la borre en un diálogo anodino. Se habla del valor de su cuidado y de la necesidad de protegerla para acercarnos al encuentro de nosotros mismos. Sehabla del retorno a la infancia, en que la soledad era el temple habitual, porque para ella el mundo de los adultos era siempre distante y marchito ysobrecargado –naturalmente- de convencionalismos. Los primeros años son siempre ajenos a todo adocenamiento y el poeta –el hombre esencial para muchospensadores- debe conservarlos como su mayor riqueza... Así dice Rilke a Kappus: no es la vida de cadete o de oficial la única vacua y carente de importanciao de significación. Todo trabajo obligado, toda ocupación irrecusable, significan un desgraciado alejamiento del centro de lo humano. El peligro estáen “el mundo cotidiano y alienante del trabajo”... En el bullicio y en el estrépito en medio de los cuales tienen que transcurrir muchas de nuestrashoras...Desgraciadamente, qué poco tiene que decir-acaso- esta obrita a generaciones ganadas por la era tecnológica, carentes de oídos para escuchar yentender su "mensaje". Una multitud acaso extraviada, alejada de sí, de todo sentimiento de hondura y de Dios -o de lo sagrado-, o de la posibilidad misma desu problema. De ese Dios que tal vez todavía no haya sido, y que está adelante, en el porvenir. Idea del Dios futuro, que también está en Heidegger.
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