Casa de dios
El afán y la ansiedad son innecesarias. El Señor tiene cuidado de nosotros. Nos sostiene en las palmas de Sus manos. Nada puedesucedernos fuera de Su voluntad. No somos víctimas del azar ciego, los accidentes o el destino porque nuestras vidas están planeadas, ordenadas y dirigidas.
Laansiedad es infructuosa. No resuelve los problemas o impide que las crisis sobrevengan. Como alguien ha dicho: “La ansiedad nunca le quita al mañana sus penas,solamente nos despoja de la fuerza que necesitamos para vivir el presente”.
La ansiedad es dañina. Los médicos están de acuerdo en que muchas de lasenfermedades de sus pacientes se deben a la inquietud, la tensión y los nervios. Las úlceras están a la cabeza de la lista de los males relacionados con la inquietud.La ansiedad es pecado. “Pone en duda la sabiduría de Dios y nos incita a pensar que no sabe lo que hace. Nos hace desconfiar de Su amor, haciéndonos suponerque no le importamos. Nos hace recelar del poder de Dios, creando la sospecha de que no es capaz de superar y vencer las circunstancias que nos causan laansiedad”.
Muy a menudo nos enorgullecemos de nuestras preocupaciones. En una ocasión, cuando un marido reprochaba a su esposa por su incesante preocupación, ellareplicó: “Si no me preocupara como lo hago, tendríamos menos de lo que ahora ves que tenemos”. Nunca alcanzaremos a librarnos de la preocupación hasta que laconfesemos como pecado y renunciemos a ella por completo. Entonces podremos decir con confianza:
Rubén Mendoza
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