Casa tomada - segunda parte

CASA TOMADA – 2

(Con el respeto que se merece Julio Cortázar me atrevo a seguirle el cuento)

Tras el desenlace nos quedamos absortos, pero le dije a Irene que camináramos para que así tambiénse tranquilizara. Casi no hablamos hasta que volvimos frente a la vieja casa, esta vez tomados de la mano, para mirarla un rato. Mi idea de la limpieza diaria no sirvió de mucho; la casa se mostrósubyugante y fuerte y parecía estar confabulada, en complicidad con los recuerdos, con los designios dejados por el tronco familiar, con ese algo que fue dispuesto y nos fue acorralando, arrinconandocomo si mereciéramos algún castigo o ignominia.

-¿Y ahora qué?- Preguntó Irene, de cara a la intemperie, pues estaba claro que la casa no nos permitía estar juntos allí dentro; no había manera devolver. A menos que…

–Uno de los dos debe quedarse- dijo, como si hubiera estado oyendo mis pensamientos. Yo me sentí confundido porque cuando Irene dejó caer el tejido de sus manos y no intentórescatar el ovillo que quedó del otro lado de la puerta, pensé que en realidad quería romper el cordón umbilical que nos ataba a esa casa.

Acepté entonces la propuesta de Irene y que sea ella laque regresara. Ya casi amanecía, y el Adán debía separarse de su Eva después de ser arrojados del Paraíso, por pretender probar la manzana prohibida, o por haber osado en darle un corte de gracia alárbol genealógico cimentado por nuestros ancestros. Era tarde para lamentarse, porque tampoco anhelábamos cada uno tener familia.

Pasaron algunos meses cuando decidí alejarme de la ciudad y ocuparmeun poco de los negocios heredados y de otros menesteres, convencido ya de que Irene no me necesitaba; lo decían un par de cartas y el envío de mis pertenencias más necesarias; lo único que recibí deella después de verme expulsado, a pesar de mis constantes correspondencias.

Cuando me encontraba solo escarbaba el pasado y me resistía a aceptar que la casa me haya ganado la batalla. Me...