Caso 6 Constitucional Completo 1

Georgina Bofill, Helena Azuara, Luis de las Heras y Yolanda Fernández. Grupo 30.
SEXTA SESION PRÁCTICA
La supremacía constitucional
“Aquellos, por lo tanto, que contradicen el principio de que la Constitución debe ser considerada, por la Corte, como una ley suprema, quedan reducidos a la necesidad de mantener que las cortes deben permanecer con sus ojos cerrados frente a la Constitución,y mirar sólo a la ley. Esta doctrina subvertiría el auténtico fundamento de las constituciones escritas, declararía que una ley que, de acuerdo con los principios y la teoría de nuestro gobierno, es totalmente nula, aún resulta, en la práctica, completamente obligatoria. Declararía que si la legislatura hiciera aquello que está expresamente prohibido, tal ley, pese a la prohibición expresa, es enla realidad efectiva. Daría a la legislatura una omnipotencia práctica y real, con el mismo aliento con el que se intenta restringir sus poderes dentro de límites estrechos. Ello supone prescribir límites, y declarar que esos límites pueden ser sobrepasados caprichosamente. Esto, que reduce a la nada lo que hemos considerado la más grande mejora de las instituciones políticas, una Constituciónescrita, sería suficiente por sí mismo en América, donde las constituciones escritas han sido vistas con un gran respeto, para rechazar tal interpretación”.
Sentencia Marbury v. Madison.
“¿Qué puede hacer la justicia, en general, para proteger la Constitución y hasta qué punto es posible organizar dentro de su esfera instituciones especiales cuyo sentido y fin sean asegurar o garantir unaConstitución?...Más en primer término se plantean las siguientes cuestiones: ¿hasta qué punto es posible instituir dentro de la esfera de la Justicia el protector de la Constitución? En principio, en términos generales, ¿cabe imaginar con carácter judicial la función de un protector de la Constitución? Semejante actividad, aunque su ejercicio quede aureolado con la apariencia de judicialidad ¿sigue siendojusticia en la práctica o es, más bien, el disfraz engañoso de otras atribuciones de diversa índole, pero, en todo caso, de marcado carácter político?...la manera usual de ser actualmente tratada esta difícil cuestión de Derecho constitucional hállase aún muy influida por las ideas judicialistas que se inclinan a encomendar simplemente la solución de todos los problemas a un procedimiento de tipojudicial, y desprecian en absoluto la fundamental diferencia que existe entre un fallo procesal y la resolución de dudas y divergencias de criterio acerca del contenido de un precepto constitucional. Ante todo se siente la necesidad de protegerse contra el legislador, es decir, contra el Parlamento, limitando, en consecuencia y con arbitrariedad notoria, el problema de la protección constitucionala la mera defensa contra leyes y decretos anticonstitucionales, y desnaturalizando también esta cuestión al buscar en el terreno de la Justicia el protector de la Constitución”.
Carl Schmitt, La defensa de la Constitución.
“Una Constitución o es un cuerpo de leyes obligatorias o no es nada. Ahora bien, si es un código de leyes obligatorias, resulta preciso preguntarse dónde residirá elguardián, la magistratura de ese código...Todas las leyes sea cual fuere su naturaleza, suponen la posibilidad de su infracción y, consiguientemente, la necesidad imperiosa de hacerlas obedecer...Estas obligaciones nos obligan a postular, para nuestra acta constitucional, un principio de perfeccionamiento ilimitado, capaz de adecuarla y acomodarla a las necesidades de cada época, más que una facultad dereproducción o destrucción total, abandonada al albur de los acontecimientos políticos. Ahora bien, en mi opinión, el Tribunal Constitucional no debe poseer el derecho de reformar por sí mismo la Constitución, ello sería encomendarle, de hecho, el Poder Constituyente...Llegamos finalmente a la tercera de las funciones: el Tribunal Constitucional, habíamos dicho, debe ofrecer a la libertad civil...