Caso Cilinico

Caso clínico

Hace 8 años me llamó un hombre para pedir turno; me dijo que tenía mi nombre y teléfono por consejo de un ex paciente mío.
Ya convenido el horario y el día, acudió a la cita puntualmente.
Se presentó y me dijo que, en realidad, no sabía por qué estaba ahí,”me dejé llevar por mi mujer y un amigo en común que me dijeron que yo tenía que hacer una terapia.”
Mateo (así me voy areferir al paciente) era un hombre de 38 años, sobriamente vestido y correcto en sus modales.
Se sentó cómodo y utilizó estas palabras: “creí que me iba a poner nervioso, ahora me doy cuenta que lo único que me intranquiliza es el dentista.”
Le pregunté por qué tanto su mujer como el amigo le recomendaron hacer una terapia.”No lo sé. Yo no tengo problemas con nada ni con nadie, tengo buencarácter, me divierto, no tengo problemas económicos, mi profesión ya estaba asegurada desde el vamos, por ser una tradición en mi familia. Desde mi abuelo somos abogados, además, me gusta lo que hago”.
A partir de ahí no pude preguntarle nada, habló durante todo el tiempo, apenas si pude tomar algunos datos. Cuando llegó el final de la hora, le pregunté si quería tener algunas entrevistas más.
Mepreguntó a su vez si podíamos arreglar ya los horarios para comenzar un tratamiento. Debo confesar que yo estaba sumamente sorprendida por la actitud de Mateo: él no necesitaba nada, pero no dudó en comenzar su terapia.
Le propuse que viniera a verme dos veces por semana y le hablé de mis honorarios. Aceptó ambas cosas sin titubear.
Como en esa primera entrevista, y más tarde en sus sesiones, miparticipación fue tan acotada, que parecía que mi función era para él nada más que escuchar.
Poco a poco, y a medida que iba teniendo más elementos, comencé a intervenir. Mis pocas interpretaciones iban seguidas de un silencio de Mateo que duraba unos minutos mientras me miraba fijamente (en esa etapa su terapia era cara a cara) y hacía como si yo no hubiese dicho nada.
Por esa época se enteró deque su madre tenía cáncer al hígado, y me lo contó de una manera tal, que no revelaba sentimiento alguno.
Le recordé la actitud que había tenido en la primera entrevista, en la que había dicho que en su vida todo era perfecto y que no tenía problemas. Yo sentía que hablaba de la enfermedad de la madre de la misma manera. Le era imposible enfrentarse a esa noticia, así como no había queridoescucharme cuando yo le señalaba algo conflictivo de su vida afectiva. Tampoco aceptaba en ese momento, a pesar de la enfermedad de su madre, que su vida no era tan perfecta como él la describía.
Su hermana, tres años menor, vivía hacía ya diez años en Venezuela por razones del trabajo del marido. Por ese motivo, el paciente, tuvo que hacerse cargo de la enfermedad de su madre prácticamente solo.
Undía, al comenzar la sesión, me dijo que se sentía cansado y me preguntó si podía acostarse en el diván.
Yo asentí con un gesto.
Él añadió que se recostaría esa única vez y debido a que había pasado una mala noche.
Yo esperaba que me hablara de su madre, dado que era la primera internación que tenía por su enfermedad Terminal.
Sin embargo, Mateo ocupó gran parte de la sesión hablando de sumatrimonio.
Contó que se conocieron muy jóvenes (ella tenía 15 años y él 16) y se casaron cuando él obtuvo su título de abogado a los 24 años.
Durante el noviazgo acostumbraba a salir con otras chicas. Dice: “Creo que me casé por inercia.”
Mateo se quedó en silencio aproximadamente unos cinco minutos, y retomó la palabra diciendo: “Cuando murió mi padre, hace dos años, el velatorio parecía unafiesta en la cual yo tuve que hacer de anfitrión, había conocidos, y otros no tanto, eran amigos de mi padre y algunos lo conocían solamente a él y tanto mi hermana como mi madre no estaban en condiciones anímicas de hacer nada” “Le pegunte: ¿usted si?”
No contesto. Al rato me dijo:” que otra cosa hubiera podido hacer?”
Miró su reloj y dijo: “Bueno se termino mi tiempo”. Se sentó y agregó...