Caso dora desde lacan

La niñita es un varoncito
Si algo constituyó un hallazgo freudiano respecto de la sexualidad femenina fue el hecho de señalar la disimetría que había entre el Edipo del varón y el de la mujer. Freud rompió con la ilusión de que espontánea o “naturalmente” la niña elegiría como objeto de amor a un partenaire de sexo contrario, su padre por ejemplo. El complejo de Electra no era para él elequivalente del Edipo en el varón. No. Es la madre el primer objeto de amor, con ella se despierta la sexualidad del niño, sea cual fuese el sexo biológico de éste. De hecho podemos decir que en este primer momento de encuentro del niño con su madre no hay registro para él de la diferencia sexual.
Así es como, teniendo en cuenta este primer vínculo con la madre, Freud dirá que la sexualidad de la mujerse descompone en dos fases, de las cuales sólo la segunda es femenina, mientras que la primera, que el llama pre-edípica, es claramente viril, fálica. Esto se debe a que en esta primera fase el clítoris, que está en ese momento en la mujer a título de falo, del mismo modo que el pene en el varón, funciona como la zona erógena rectora de su sexualidad, sede de la masturbación. Es así que la nena yel varón comparten por un tiempo una misma modalidad sexual, masculina según Freud, en tanto la actividad masturbatoria centrada en el clítoris es análoga a la practicada por el varón en su pene, y en tanto el objeto de amor de ambos es la madre.
Sin embargo, a partir del descubrimiento de la diferencia sexual sus caminos se bifurcan. La mujer, que constata que ese órgano suyo tan estimado esinsignificante en relación a la preponderancia que observa en el varón, debe renunciar al clítoris como zona erógena rectora  para reconocer en la vagina el órgano propiamente femenino. Además, paralelamente a este pasaje, ha de renunciar a la madre como objeto de amor y tomar al padre en su lugar, esperando de éste un resarcimiento por la herida narcisista a la que la castración la enfrentó: notener. Quisiera aclarar que una mujer puede no acceder a esta fase “femenina” de su sexualidad. De hecho, la salida “femenina” es sólo uno de los tres posibles desenlaces que Freud considera que puede tener el complejo de castración en una mujer; los otros dos serían la inhibición sexual y el complejo de masculinidad, es decir, la porfía en la posición masculina. 
Pero detengámonos en el pasaje dezona erógena rectora en la mujer, hay aquí algo muy significativo que Freud señala[1]. En el momento del descubrimiento de la diferencia sexual la polaridad sexual que los niños reconocen es genital masculino o castrado, es decir, los que tienen y los que no tienen pene, tomando a éste como patrón de la diferencia sexual. Esto es, no hay un reconocimiento de la vagina como el órgano sexual femenino“equivalente” al pene del hombre; la lógica que se inscribe, en el inconsciente, no es pene-vagina sino fálico o castrado, los que tienen y los que no. El sexo femenino es representado como una ausencia, un vacío, una falta (lo cual según Freud se traduce regularmente, entre otras cosas, en un menosprecio hacia lo femenino, tanto por parte de los hombres como de las mujeres).
Bien, lo que Freuddescubre es que hay un nexo particularmente íntimo entre esta represión de la fase masculina o fálica de la sexualidad de la mujer y la histeria.[2] Hay allí un punto de confluencia, si puede decirse, entre el acceso a la feminidad y la causa de la histeria. De hecho Freud dirá que “un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual inconsciente masculina por una parte y femenina porotra”[3]; la histérica aparece así como una suerte de intermedio sexual. Y precisamente, ¿no es acaso el sendero de acceso a la feminidad particularmente apto para extraviarse en el laberinto de la histeria? Porque ¿qué es lo que implica asumir una posición femenina en tanto lo femenino está representado por un agujero? ¿Cómo conciliar ese acceso a la feminidad con una única libido, masculina? Freud...