Caso juanito
«Analyse der Phobie eines fünfjährigen Knaben»
Nota introductoria
Introducción
En rigor, no proviene de mi observación el historial clínico y terapéutico que en las páginas siguientes se expone, de un paciente en extremo joven. Es cierto que he orientado el plan de tratamiento en su conjunto, y hasta intervine personalmente una vezen una plática con el niño; pero el tratamiento mismo fue llevado a cabo por el padre del pequeño, a quien debo agradecer formalmente por haberme confiado sus notas a los fines de la publicación. Pero el mérito del padre no termina ahí. Creo que ninguna otra persona habría conseguido del niño tales confesiones; imposible de sustituir el conocimiento de causa en virtud del cual el padre supointerpretar las exteriorizaciones de su hijo de 5 años. De otro modo habrían sido insuperables las dificultades técnicas de un psicoanálisis a tan temprana edad. Sólo la reunión en una sola persona de la autoridad paterna con la médica, la conjunción del interés tierno con el científico, posibilitaron en este único caso obtener del método una aplicación para la cual de ordinario habría sidoinapropiado. (ver nota)
En cuanto al valor particular de esta observación, reside en lo siguiente: el médico que trata psicoanalíticamente a un neurótico adulto llega al fin, en virtud de su trabajo de descubrir estrato por estrato unas formaciones psíquicas, a ciertos supuestos acerca de la sexualidad infantil, en cuyos componentes cree haber hallado las fuerzas pulsionales de todos los síntomasneuróticos de la vida posterior. Presenté esos supuestos en mis Tres ensayos de teoría sexual [1905d], publicados en 1905; sé que parecen tan sorprendentes a los extraños como irrefutables a los psicoanalistas. Pero también estos tienen derecho a confesarse su deseo de obtener por un camino más directo una prueba de aquellas tesis fundamentales. ¿Será acaso imposible averiguar inmediatamente en el niño, entoda su frescura vital, aquellas mociones sexuales y formaciones de deseo que en el adulto exhumamos con tanto trabajo de sus enterramientos, y acerca de las cuales, además, aseveramos que son patrimonio constitucional común a todos los seres humanos y en el neurótico no hacen sino mostrarse reforzadas o deformadas?
Con ese propósito suelo yo, desde hace años, instar a mis discípulos y amigospara que compilen observaciones sobre esa vida sexual de los niños que las más de las veces se pasa hábilmente por alto o se desmiente adrede. Entre el material que en virtud de esa exhortación ha llegado a mis manos, las noticias que a continuación daré sobre el pequeño Hans ocuparán pronto un puesto sobresaliente. Sus padres, que se contaban ambos entre mis más cercanos partidarios, habíanacordado no educar a su primer hijo con más compulsión que la requerida a toda costa para mantener las buenas costumbres; y como el niño se iba convirtiendo en un muchacho alegre, despierto y de buena índole, prosiguió con toda felicidad ese ensayo de dejarlo crecer y manifestarse sin amedrentamiento. En lo que sigue reproduciré las anotaciones del padre sobre el pequeño Hans tal como me fueroncomunicadas, absteniéndome desde luego de todo intento de turbar, mediante unas desfiguraciones convencionales, la ingenuidad y la sinceridad infantiles.
Las primeras comunicaciones s obre Hans datan del tiempo en que aún no había cumplido tres años. A través de diversos dichos y preguntas, exteriorizaba ya entonces un interés particularmente vivo por la parte de su cuerpo que tenía la costumbre dedesignar como «hace-pipí» {«Wiwi-macher»}.
Así, cierta vez hizo esta pregunta a su madre:
Hans: «Mamá, ¿tú también tienes un hace-pipí?».
Mamá: «Desde luego. ¿Por qué?».
Hans: «Por nada; se me ocurrió».
A la misma edad lo llevan por primera vez a un establo y ve ordeñar a una vaca: «¡Mira, del hace-pipí sale leche!».
Ya estas primeras observaciones nos despiertan la expectativa de...
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