Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente (1911) Freud s., Obras Completas, XII Introducción. La indagación analítica de la paranoia nos ofrece dificultades de particular naturaleza a los médicos que no trabajamos en sanatorios públicos. Nuestro tratamiento supone como condición la perspectiva del éxito terapéutico, lo que nosveda admitir a tales enfermos o retenerlos durante mucho tiempo. Por eso, sólo tengo oportunidad de echar una mirada más profunda dentro de la estructura de la paranoia en casos excepcionales: sea porque la incertidumbre del diagnóstico, no siempre fácil, justifica el ensayo terapéutico, sea porque, no obstante la certidumbre diagnóstica, cedo al ruego de los parientes y tomo por algún tiempo bajotratamiento a uno de estos enfermos. En otro sentido, desde luego, veo bastantes paranoicos (y dementes), y de ellos averiguo tanto como otros psiquiatras acerca de sus casos. Pero esto, por regla general, no basta para pronunciar dictámenes analíticos. La indagación psicoanalítica de la paranoia sería de todo punto imposible si los enfermos no poseyeran la peculiaridad de traslucir, aunque enforma desfigurada, justamente aquello que los otros neuróticos esconden como secreto. Puesto que a los paranoicos no se los puede compeler a que venzan sus resistencias interiores, y dicen sólo lo que quieren decir, en el caso de esta afección es lícito tomar el informe escrito o el historial clínico impreso como un sustituto del conocimiento personal. Por eso no me parece improcedente hilar unasinterpretaciones analíticas a partir del historial clínico de un paranoico (dementia paranoides) a quien yo no he visto personalmente pero que ha descrito él mismo su caso y ha dado noticia pública de él librándolo a la estampa. Se trata del ex presidente del Superior Tribunal de Sajonia, el doctor en jurisprudencia Daniel Paul Schreber, cuyo libro Memorias de un enfermo nervioso apareció en 1903 y,si estoy bien informado, ha despertado un interés bastante grande entre los psiquiatras. Es posible que el doctor Schreber viva aún y se haya retractado lo suficiente del sistema delirante que sostenía en 1903 como para que le resulten penosas las puntualizaciones que hago sobre su libro. (ver nota) Pero en la medida en que todavía retenga la identidad de su personalidad de hoy con la de entonces,tengo derecho a invocar sus propios argumentos, los que este «hombre de sobresaliente espíritu, de inteligencia inusualmente aguda y de un penetrante poder de observación» contrapuso a los empeños por disuadirlo de publicar: «No se me han ocultado los reparos que parecen oponerse a una publicación, a saber, que está en juego el miramiento por ciertas personas que aún viven. Por otro lado, opinoque ella podría ser valiosa para la ciencia y para el conocimiento de verdades religiosas si hubiera de posibilitar, mientras estoy con vida, observaciones cualesquiera, por parte de especialistas, sobre mi cuerpo y mis peripecias personales. Frente a esta ponderación tienen que callar todos los miramientos personales». (ver nota) En otro pasaje del libro declara que se ha decidido a perseverar enel proyecto de esa publicación aunque por su causa hubiere de promoverle querella ante los tribunales su médico, el consejero privado doctor Flechsig, de Leipzig. (ver nota) Allí sugiere a Flechsig lo mismo que yo
ahora a él: «Espero, además, que también en el consejero privado profesor doctor Flechsig el interés científico por el contenido de mis memorias prevalezca sobre cualquiersusceptibilidad personal» (446). (ver nota) Si bien en lo que sigue he de citar textualmente todos los pasajes de las Memorias que abonan mis interpretaciones, ruego al lector de este trabajo que se familiarice antes con ese libro, dándole siquiera una lectura. Historial clínico. El doctor Schreber informa: «He estado dos veces enfermo de los nervios, ambas a consecuencia de un exceso de esfuerzo mental;...
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