caso tlahuac
El pasado 23 de noviembre en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, un pequeño pueblo que hoy ha quedado enclavado dentro de la Ciudad de México, Víctor Mireles, Cristóbal Bonilla y Édgar Moreno, oficiales de la Policía Federal Preventiva (PFP), fueron linchados cerca de la plaza principal y a unos cuantos pasos de una escuela pública. Los dos primeros perdieron la vida y el tercero quedógravemente lesionado. Los hechos involucran la controvertida participación de las autoridades de seguridad de los gobiernos local y federal, quienes se mostraron incapaces de intervenir eficazmente para salvar la vida de sus colegas.
Los acontecimientos estaban a flor de piel cuando, apenas dos días después, presenté las siguientes reflexiones en un evento organizado por el Instituto Nacional deCiencias Penales en el que se comentaba un libro sobre los orígenes de la institución policial en México. Me pareció que la manera más responsable y respetuosa de acercarse a una herida todavía abierta y dolorosa, como lo fue la muerte de dos policías que todos pudimos presenciar de manera insólita y aberrante frente a la televisión, era intentar desmenuzar estos hechos para, como lo propone Bobbio,encontrar una alternativa a la violencia así como para extraer las lecciones que tuviéramos que aprender. Téngase en mente que no disponíamos en ese momento de una “verdad” en el sentido que Foucault asigna a este término cuando se trata del resultado que se construye siguiendo los pasos que el ritual de los procedimientos judiciales impone, es decir, de una verdad jurídicamente construida. Loque aquí decimos es apenas la “verdad” que se asoma detrás de las diferentes versiones que han sido expuestas en los medios de comunicación o en los rumores que puede uno recoger en la calle entre la gente común.
En primer término hay que decir que nos encontramos frente a acontecimientos que nos permiten vislumbrar de manera condensada, que dejan traslucir, una buena parte de los problemas que máspreocupan tanto a los habitantes como a las autoridades de la Ciudad de México. Se trata, en este sentido, de acontecimientos “densos” como los denominara el famoso antropólogo Clifford Geertz.
Es decir, de acontecimientos que condensan numerosos factores sociales o que son capaces de poner al descubierto, en un sólo evento, el entramado de circunstancias más significativas por los queatraviesa una sociedad en un momento determinado. Nuestra propuesta es, entonces, tomar sólo unos cuantos hilos de la madeja con el fin de desentrañar algunas de las lecciones que este acontecimiento nos pueden ofrecer.
Al mismo tiempo, nos parece que de este modo intentamos dar un sentido a la violencia sin razón que sufrieron los policías, es decir, expresar nuestro deseo de que su muerte no haya sidoen vano y de que, si logramos aprender de ella, nadie más tenga que sufrir una muerte así. Analizar los hechos que llevaron a la muerte de los policías como un acontecimiento “denso”, parece una forma de honrarlos y salir del horror que la circunstancia nos provoca. Dirigir, así, nuestra mirada hacia todo cuanto la lectura de los acontecimientos que proponemos nos indica que es necesario cambiar,será nuestra forma de honrar su memoria.
Sólo si nos damos a la tarea de preguntarnos ¿qué sucedió? y ¿por qué?, estaremos en condiciones de poder identificar aquello que como sociedad debemos superar, así como de contribuir a diseñar un nuevo modelo para las instituciones policiales y un nuevo rumbo para las relaciones entre policía y sociedad. De la densidad de este acontecimiento podemosvalernos, en otras palabras, para elaborar la agenda que se requiere tanto para encausar los cambios que es preciso emprender en las instituciones policiales, como aquellos que hacen falta para construir otra clase de vínculos entre policía y sociedad. Un saldo positivo que no debemos desdeñar es el repudio generalizado que estos hechos suscitaron: No hubo nadie que los justifica. Éste es, quizás, el...
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