Caso A Analizar Como Enfermera

LA FORMACIÓN ACADEMICA EN ENFERMERIA

CASO A ANALIZAR: MI EXPERIENCIA CON LUISA



9 DE ABRIL DEL 2011

Mi experiencia con Luisa

Conocí a Luisa hace ya cinco años, cuando fue derivada del Hospital, luego de haber sufrido un ACV, a nuestro centro de Salud (Si, nuestro, cada uno de nosotros lo siente propio). Tenía entonces 59 año, era viuda desde hacía nueve, y, como muchas mujeres desu edad, había sido ama de casa toda su vida (lo que no significa que no hacía nada). Un mes antes un ACV le dejó como secuelas una disartria moderada, problemas de incontinencia, dependencia de otros para vestirse y hacer lo que durante tiempo había hecho sin ayuda, pero además le había dejado secuelas en el alma, en el espíritu, que se negaba a pedir ayuda, a estar limitada a la buena voluntad delos demás, en especial de su única hija, que ahora la acompañaba constantemente.
Su orgullo era tan grande como su furia, que descargaba contra todos: los médicos, las enfermeras y contra la misma vida que según ella “la había convertido en una vieja inservible”.
Cuando la vi por primera vez, luego de interrogar a su hija noté sus ojos que me miraban con una mezcla de odio y desprecio, peroque a la vez rogaban por ayuda más que por compasión. Le pregunté como estaba, junto todas sus fuerzas para espetar: “si UD no va a hacer nada para que yo pueda dejar de usar estos pañales y hable como antes, no vuelva más”.
Conté hasta diez… no era la primera vez que trataba con un paciente negativo o agresivo, no me molestaba. Aprendí a ser tolerante, ¡paciente!, no sentirme atacada, sabía que noestaba enojada conmigo sino con sí misma, con su enfermedad, con la vida, era lo normal, el famoso proceso de duelo: negación, ira, negociación, aceptación…
Como enfermera había trabajado varios años en diferentes instituciones tanto públicas como privadas. Muchas veces oí de mis pacientes (o familiares) “gracias, sos un amor”, o “sos un ángel” pero también “esa enfermera qué puede saber” yel “para eso están”, de la boca de quienes porque pagaban mucho se creían con derecho a maltratarnos, o por el contrario, no pagaban nada, pero insultaban gratuitamente a todos. Por ello, para cambiar de aires, crecer en otros ámbitos es que pedí mi pase y desde hacía unos tres años que hacía enfermería comunitaria y atención primaria en el Centro de Salud del barrio (aunque para algunos colegasterapistas hacer APS no es crecer profesionalmente).
Le dije a Luisa que íbamos a hacer todo lo posible y a cambio le pedí que nos tuviera paciencia pero más que nada que nos dejara ayudarla.
Dediqué la próxima media hora a explicarle que la vida es un ciclo, que todos nacemos completamente dependientes y lamentablemente en algún momento de nuestra vida volvemos a depender de alguien más, tambiénle recordé como durante tantos años ella se había dedicado por completo al cuidado de su familia sin otro incentivo más que el amor, y ahora era su familia, en especial su hija, quienes debían y querían cuidarla. Las lágrimas brotaban por sus mejillas, pareció tranquilizarse y comenzó a hablar, me contó que dormía muy poco y se despertaba durante las noches, casi no comía y llorabaconstantemente, además era diabética, hipertensa y fumadora (desde los 19 años), aunque por su enfermedad estaba fumando menos y quería dejarlo. Como le costaba hablar, le pedí a su hija que nos alcanzara un cuaderno y lapicera, y sin gran esfuerzo pudo escribir y hacerse entender.
Para cuando terminamos me dijo (o mejor dicho me escribió) que “se había sacado un peso de encima”. Quedamos en que volvería averla unos días después y seguramente tendría novedades para ella. Le sugerí a su hija, María, que le comprara una pizarra y tizas o algo similar, para que pudiera escribir, aunque no dejara de alentarla para que hablara lo más posible.
Esa noche casi no dormí, pensando en qué podía hacer por ella, en cómo ayudarla. Me levanté y me conecté a Internet. Busqué casos similares, tratamientos posibles,...