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LAS NUEVAS DEMANDAS CULTURALES

Durante los años veinte en la Argentina, la Argentina experimenta un proceso de democratización, donde los sectores populares hacen evidentes nuevas demandas y comienzan a ocupar espacios de donde antes estaban relegados. Como mencionamos previamente, no sólo se amplía la posibilidad de participación política, sino que ciertos procesos evidencian unaproliferación de nuevas demandas culturales.
En este sentido, nos interesa relevar algunos de estos fenómenos de participación, ya que toda demanda presenta reclamos a un orden establecido, y se ubica a la vez fuera y dentro de él.
En el marco de un desarrollo inusitado de la industria cultural, quisiéramos dar cuenta del crecimiento de las publicaciones periódicas donde se hacen visibles las aspiracionesde un nuevo público lector, dispuesto no sólo a apropiarse de los materiales de lectura que circulan, sino también a ejercer la autorepresentación y el derecho a la palabra. Siguiendo a la autora Geraldine Rogers, en el ámbito de la cultura impresa –diarios y revistas del circuito masivo de la década de 1920- se observa una aspiración del pasaje del consumo a la escritura, que deviene en prácticasfavorables a la comunicación de experiencias. En este período, los lectores intervienen ya no pasivamente sino que sus textos empiezan a circular en las publicaciones. Así, las revistas de mayor tirada tienen secciones especiales de obras, críticas, y otras colaboraciones en la que los lectores son invitados a publicar, además de abrirse la posibilidad de un oficio en la escritura a través deconcursos literarios de gran popularidad. Esto es un indicio de “una cultura masiva que intentaba sintonizar, interesadamente, con las demandas de un público dispuesto a desbordar el rol de mero consumidor al que parecía limitado por definición, reclamando para sí el derecho a transformarse en productores a través de la palabra escrita” (pag 38)..
Las fronteras entre autor y público se difuminaban ylos lectores podían pasar a ser redactores. De este modo, se abrían nuevas posibilidades para la profesionalización literaria, ya que el mercado cultural crea expectativas de retribución económica y rápida fama. Las publicaciones alentaban este imaginario, y se inscribían en el derecho de imaginar y crear, como capacidades que no pertenecían a ninguna clase particular, sino a todos, a cualquiera, ypor ende, que circulen nuevos discursos identificados con voces antes silenciadas y no difundidas.
Este fenómeno nos invita a pensar los vínculos entre literatura y democracia, ya que la dimensión política de las demandas culturales radica en su disposición para confirmar o disputar la distribución de espacios, identidades y reconocimientos.
Nos interesa, por otro lado, mencionar algunascaracterísticas de las publicaciones periódicas, inscriptas en el marco de la democratización cultural de la década analizada. A partir de las revistas, de gran popularidad, sirven para dar a conocer las manifestaciones de la cultural y el pensamiento, sobre todo, de las nuevas ideas y concepciones artísticas y como medio de comunicación, están ligadas a determinados corpus de manifestaciones políticasque requieren difusión pública y están destinadas a encontrar legitimidad en la sociedad. En este sentido, los diarios y revistas aparecen siempre en una vinculación íntima con la etapa histórica en la cuál se publican. Configuran el rostro de la época y son, no pocas veces, el signo o la clave de ciertos momentos de crisis o transformación. En la Argentina de los años veinte, este proceso se haceevidente en numerosas publicaciones, pero que se centran finalmente en el debate político-intelectual entre los grupos de Boedo y Florida. Ambos grupos contaban con publicaciones, en las que como fenómenos de vanguardia, expusieron dos miradas diferentes acerca de la literatura y la política.
Las líneas de análisis que expusimos hasta aquí nos parecen fundamentales para una comprensión...