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Páginas: 8 (1915 palabras) Publicado: 23 de octubre de 2014
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación
U.E.C ``Su Santidad Juan Pablo ll´´
3º Año Sección ``B´´
Valle de la Pascua, Edo Guárico
La soledad llego a su fin

Prof. Integrantes:
Mariangel Aladejo #10 Fuentes Gabriel#13 Díaz Maria Gabriela
#28 Vargas Barbara
Mayo 2014
Don Carlos era un fabricante de muñecos. Desde pequeño le había gustado fabricar todo tipo demuñecos en diferentes materiales. Era un hombre muy hábil, pero muy egoísta, por esa razón no tenía amigos. No había querido casarse y aún menos tener hijos. Para él, siempre estaban primero sus necesidades que las de cualquier otra persona. Era avaro con sus empleados y no conocía la caridad.
No era un hombre querido, pero eso jamás le había importado. Desde joven, había vivido en la más absolutasoledad. Ya anciano, con el peso de los años y la soledad sobre sus espaldas, empezó a preguntarse por qué había llegado a esa edad con la única compañía de sus inanimados muñecos.

Pasaba el día pensando en qué era lo que había hecho mal, pero su mente acostumbrada a pensar primero en él, no le permitía darse cuenta que una vida de egoísmo se paga con la soledad más absoluta.
Una noche, elanciano estaba trabajando en lo que llamaba su “obra maestra”, un gran muñeco de madera a escala natural que, en rigor de verdad, mucho se le parecía.
El muñeco tenía un gesto adusto, una expresión poco simpática. Daba la impresión que estaba hecho para ahuyentar  a los niños y no atraerlos.

Cansado de trabajar, se quedó dormido sobre el muñeco.
– Esta es mi oportunidad – Dijo su angelito de laguarda, que dicho sea de paso, tenía las alitas caídas por la tristeza de no haber podido cambiar el destino del anciano.
El ángel había tratado toda la vida  ablandar el corazón de Don Carlos, pero le había sido imposible. Parecía que el anciano poseía una fría roca, en lugar de un tibio corazón.

Viendo que el hombre estaba profundamente dormido y sin siquiera tocarlo, levantó al granmuñeco de madera y le dijo:
– Tú me vas a ayudar.
El angelito despertó al anciano, le guiñó un ojo y lo saludó afectuosamente.

Don Carlos, no salía de su asombro. Supuso que estaba soñando, pero cuando el pícaro ángel le tiró de la oreja, se dio cuenta que lo que ocurría era real.
– ¡Mira que me has dado trabajo hombre! – Exclamó el ángel.
– ¡No puede ser, es imposible! – Exclamó el hombre.
–¿Qué es lo que no puede ser? ¿Que tu ángel te de un tirón de orejas? Sé que no es común, pero no me has dejado otra opción ¡Toda la vida tratando de ablandar esa roca que tienes por corazón!
– No entiendo, no entiendo – Decía Don Carlos tomándose la cabeza y caminando hacia atrás.
– ¿Qué es lo que no entiendes? ¿Qué  te haya tirado de la oreja o cómo llegaste a este punto tan triste de tu vida? Loprimero ya te lo expliqué, eres duro de entendederas. Ahora te explicaré lo realmente importante, siéntate.
El ángel intentó tomar la mano al anciano, quien la retiró como si hubiese tocado una brasa caliente.
– Yo puedo solo – Dijo molesto y se sentó dispuesto a escuchar, pero no de muy buena gana– Será mejor que te explique de modo que puedas entender.
Tomó la “obra maestra” que Don Carlos estaba fabricando y dijo:
– Haremos de cuenta que éste eres tu. Cada parte de este muñeco te pertenece. Está armado como si fueses tú mismo y cobra vida. Veremos cómo se comporta.
– ¿Cómo pretendes que se comporte? No es más que un muñeco – Dijo enojado Don Carlos.
– Veo que seguimos sin...
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