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Si la vida es una caja de mentiras, la vida de este hombre y esta mujer era una constelación de apariencias. Él vivía en un lugar lúgubre de la capital, su oficio diario era lagartear en lospartidos políticos, pregonando ideas mamertas y a la vez hippies. El poco dinero que conseguía estaba invertido en su inmensa obsesión por comprar ropas ejecutivas que a la vista hicieran de él un hombreatractivo e interesante. Así transcurría la vida de Alberto. Sus mentiras y su apariencia frente a las mujeres eran el pan de cada día. en su imaginar narciso creía que era un casanova, una especie dedandi que acortejaba a cuanta mujer chicoria o saporrita se atravesara. Su vicio las mujeres. – Malditas mujeres- era su monologo interior. Un día de pago, como cualquiera de los meses que hatrabajado en las acciones comunales y los partidos políticos devengo un sueldo miserable, pero capaz de cubrir una noche de lujuria y desparpajo en el mejor lupanar conocido en la ciudad. Al igual que suesperanza por las mujeres se llamaba el barrio donde estaba ubicado esta lujosa casa de entretenimiento viril “santa Fe”. Este lugar que por repetidas ocasiones había visitado, era el terruño dondeexorcizaba sus demonios por medio de las meretrices, la coca de lujo y una que otra cervecita, ya que su sueldo no era tan ostentoso. Allí conoció a “pamela” quien se presentó con su nombre artístico. Unamejor hermosa, nalgas agigantadas, pero naturales, pelo largo y lacio, mirada sensual, y un tono de piel canela que derretía en pensamientos sexuales a Alberto. Entre pamela y Alberto hubo unaconexión directa, y quien dice lo contrario, las putas tienen derecho a enamorarse. Lo que ellos no saben es que están envueltos en un mundo fantasioso del cual no pueden escapar y no quieren dejar. Él sepresentó con un tono imponente, haciendo creer que era un hombre de carácter. –mucho gusto soy Alberto, que hace una mujer tan preciosa trabajando en este lugar?- la típica entrada de un perdedor en...