catherin miller
Catherine Millet, una figura de gran
prestigio en el ámbito de la estética, autora de
ensayos y monografías sobre artistas
contemporáneos, decidió explicar su intensa y
tumultuosa vida sexual, con una crudeza y una
claridad absolutamente inesperadas. El
resultado es sin duda, uno de los libros más
audaces y sorprendentes de la literatura
francesa en el terreno de la tradiciónerótica.
Y, desde luego, uno de los que ha causado
mayor expectación.
LA VIDA SEXUAL DE
CATHERINE M.
Catherine Millet, una figura
de gran prestigio en el ámbito de
la estética, autora de ensayos y
monografías
sobre
artistas
contemporáneos, decidió explicar
su intensa y tumultuosa vida
sexual, con una crudeza y una
claridad
absolutamente
inesperadas. El resultado es sin
duda,uno de los libros más
audaces y sorprendentes de la
literatura francesa en el terreno
de la tradición erótica. Y, desde
luego, uno de los que ha causado
mayor expectación.
Título Original: La vie sexuelle de
Catherine M.
Traductor: Zulaika Goicoechea, Jaime
Autor: Catherine Millet
©2001, Anagrama
Colección: Panorama de narrativas, 492
ISBN: 9788433969521
Generado con: QualityEbookv0.52
LA VIDA SEXUAL DE
CATHERINE M.
CATHERINE MILLET
Título original: la vie sexualle de Catherine M.
Traducción: Jaime Zulaika
Editorial Anagrama-Panorama de narrativas
492
Barcelona-España-2001
ISBN: 84 - 339 - 6952 - 8
Digitalizado por Cordoba1946
1. EL NÚMERO
DE niña, me preocupaban mucho las
cuestiones de número. Es nítido el recuerdo
que conservamos de lospensamientos o de las
acciones solitarias durante los primeros años
de la vida: son las primeras ocasiones que
tiene la conciencia de presentarse ante sí
misma, mientras que a los acontecimientos
compartidos con otros los envuelve la
incertidumbre de los sentimientos (admiración,
temor, amor o aversión) que nos inspiran los
demás y que los niños son aún menos capaces
de discernir y hasta decomprender que los
adultos. Así pues, me acuerdo especialmente
de las reflexiones que todas las noches, antes
de adormecerme, me inducían a una
escrupulosa actividad de cómputo. Poco
después del nacimiento de mi hermano (yo
tenía entonces tres años y medio), mi familia
se trasladó a un apartamento nuevo. Durante
los primeros años que lo ocupamos, mi cama
estuvo instalada en la habitación másgrande,
enfrente de la puerta. No conciliaba el sueño
hasta que, fijando la mirada en la luz que
venía de la cocina, al otro lado del pasillo, en
la que mi madre y mi abuela trajinaban
todavía, había examinado, una tras otra, estas
cuestiones. Una de ellas atañía al hecho de
tener varios maridos. No a la posibilidad de
semejante tesitura, que parece ya admitida,
sino, por supuesto, a suscondiciones. ¿Una
mujer podía tener varios maridos al mismo
tiempo o solamente uno después de otro? En
este último caso, ¿cuánto tiempo debía estar
casada con uno antes de poder cambiarlo?
¿Cuántos era «razonable» que tuviese: unos
cuantos, unos cinco o seis, o bien un número
mucho más grande, incluso ilimitado? ¿Qué
haría yo cuando fuese mayor?
A lo largo de los años, el cálculo de loshijos suplantó al de los maridos.
Supongo que, como ya podía verme
sometida al influjo de un hombre identificado
(sucesivamente: actores de cine, un primo
hermano, etc.), y centrar mis ensueños en sus
facciones, estaba quiza menos expuesta a la
incertidumbre. Imaginaba de forma mas
concreta mi vida de casada y, por
consiguiente, la presencia de niños. Se
repetían, sensatamente, lasmismas preguntas:
¿seis era el número «razonable» o se podían
tener mas? ¿Qué diferencia de edad podía
haber entre cada uno? Luego hacía el reparto
entre chicas y chicos.
No puedo rememorar estas cavilaciones
sin asociarlas con otras obsesiones que me
ocupaban en los mismos momentos. Había
establecido con Dios una relación que me
obligaba a alimentarla todas las noches, y la
enumeración de...
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