Catilinaria De Juan Montalvo Y Organizador Gráfico
Vayamos ahora a las partes que son dignas de elogio. La primera salta a los ojos nada más leer la primera página. El estilo de Montalvo es sublime, muy claramenteinfluenciado por Cervantes. Se nota que fue un hombre de vasta cultura, pues muy a menudo inserta referencias clásicas. Eso sí, si considera que estas son demasiado oscuras de inmediato hace la aclaraciónpertinente para que los lectores más legos puedan comprender el sentido de sus metáforas.
En todas y cada una de las doce catilinarias Montalvo se dedica a desollar a un personaje de la políticaecuatoriana. Su víctima predilecta, cómo no, es el citado general Veintemilla (un oscuro tiranuelo que habría sido olvidado por la Historia si el propio Montalvo no lo hubiera hecho inmortal), pero tambiéndedica sus dardos envenenados al anterior presidente, Antonio Borrero, a su ministro Manuel Gómez de la Torre, al general José María Urbina, así como a distintas congregaciones religiosas (le tienemucha inquina a los jesuítas). Montalvo domina el arte del insulto en distintas variantes. En ocasiones se limita a emplear el sarcasmo (son despiadadas las descripciones que hace de sus enemigos, tantofísicas como morales), pero otras veces pide directamente el asesinato del personaje en cuestión. No se corta en llamar pusilánimes a los ecuatorianos por no echarse a la calle a despedazar al déspotaque los gobierna (esta acusación me produjo no poca sorpresa además de parecerme muy injusta, pues son pocos los presidentes que han completado su legislatura en la República de Ecuador, siendo los másde ellos, también Veintemilla, depuestos por acción de un golpe militar o de una revuelta ciudadana).
Pero sería muy inapropiado decir que “Las catilinarias” es sólo un catálogo de insultos.Montalvo imparte lecciones de buena educación, de buenas costumbres, de buen juicio y de estética. Este libro puede ser considerado (y así lo ha sido por mucha gente) una auténtica guía moral.
Para...
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