Catolicismo
La verdadera práctica del amor conyugal y toda la estructura de la vida familiar que de él nace, sin posponer los otros fines del matrimonio, tienden a que los cónyuges, con fortaleza de ánimo, estén dispuestos a cooperar con el amor del Creador y del Salvador, que a través de ellos continuamente dilata y enriquece su familia.
Cuando de launión conyugal de los dos nace un nuevo hombre, éste trae consigo al mundo una particular imagen y semejanza de Dios mismo: en labiología de la generación está inscrita la genealogía de la persona...
La paternidad responsable se ejercita, ya sea con la deliberación ponderada y generosa de hacer crecer una familia numerosa, ya sea con la decisión tomada por motivos graves y en el respeto dela ley moral de evitar temporalmente, o aun por tiempo indeterminado, una nueva concepción. En este segundo caso se ubica el problema de la regulación de la fertilidad.
En la evaluación de los comportamientos en orden a esta regulación, el juicio moral no depende sólo de la sincera intención y de la evaluación de los motivos, sino que va determinado por criterios objetivos, que tienen su fundamento enla dignidad misma de la persona humana y de sus actos. Se trata de la dignidad del hombre y de la mujer y de su más íntima relación.
El acto conyugal expresa la "conexión indivisible entre los dos significados del acto: el significado unitivo y el significado procreativo. Los actos, en efecto, con los cuales los cónyuges se realizan plenamente e intensifican su unión, son los mismos que generan lavida y viceversa.
El amor que asume el "lenguaje del cuerpo" en su expresión, es al mismo tiempo unitivo y procreativo: "comporta claramente "significados esponsales" y paternales conjuntamente". Esta conexión es intrínseca al acto conyugal: "el hombre no la puede romper por su propia iniciativa", sin desmentir la dignidad propia de la persona y "la verdad interior del amor conyugal".
Por tanto,mientras es lícito, por motivos graves, valerse del conocimiento de la fertilidad de la mujer, renunciando a las relaciones sexuales en los períodos de fecundidad, resulta ilícito el recurso de los medios contraceptivos.
Los métodos naturales implican un acto conyugal que, de una parte no dan lugar a una nueva vida y, de la otra, permanece todavía en sí mismo destinado a la vida. Precisamente esterespeto legítimo, al servicio de la responsabilidad en la procreación, el recurso a los métodos naturales de regulación de la fertilidad: éstos han sido precisados cada vez mejor desde el punto de vista científico y ofrecen posibilidades concretas para adoptar decisiones en armonía con los valores morales.
Los medios artificiales contradicen "la naturaleza del hombre y de la mujer y la de su másíntima relación". Aquí la unión sexual queda separada de la procreación: el acto se ve privado de su natural apertura a la vida. "Así se deforma y falsifica el contenido originario de la sexualidad humana, y los dos significados, unitivo y procreativo, innatos a la naturaleza misma del acto conyugal, son separados artificialmente. De este modo, se traiciona la unión, y la fecundidad se somete alarbitrio del hombre y la mujer".
Esto sucede con "cada acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su cumplimiento, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como finalidad o como medio, hacer imposible la procreación". Surge así "la diferencia antropológica y al mismo tiempo moral que existe entre la contracepción y el recurso de los ritmos temporales".
No se trata deuna distinción a nivel simplemente de técnicas o de métodos, en los cuales el elemento decisivo estaría constituido por el carácterartificial o natural del procedimiento. Es una diferencia que involucra dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreducibles entre sí.
Es necesario ahora reconocer y motivar la "diferencia": "la razón última de cada método natural no es...
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