Caza De Brujas
Los chicos viven hoy con crecientes exigencias. Los que no se adaptan a ese ritmo suelen ser tratadas
con fármacos. El peligro es partir de un mal diagnóstico y taparel problema de fondo silenciando los
síntomas.
Por Silvia Bleichmar (Psicoanalista y ensayista)
Publicado por Diario Clarín, 30 de marzo de 2000.
Si se midieran las expectativas que una sociedadtiene acerca de su futuro por el proyecto que sostiene para la
generación siguiente, se haría evidente que los niños de esta época, en su mayoría, no son receptores de ninguna esperanza
sino sólo deuna propuesta de supervivencia que da cuenta del desaliento y la fatiga histórica que empapa a los adultos a
cuyo cuidado se encuentran. Que aprendan lo más rápido posible la mayor cantidad de cosas,que hablen lo menos posible,
que no irrumpan con ideas descabelladas y que se sometan a un régimen de vida que implica una jornada de 9 horas de
trabajo efectivo más la labor extra a ser realizadaen la casa parece ser el modelo de vida cotidiana con la cual se desplazan
por la ciudad arrastrando mochilas y carritos repletos de libros, cuyas afirmaciones dejarán de ser eficaces en gran
medidacuando pasen de la escolaridad primaria a la secundaria, ya que el conjunto de conocimientos técnico-científicos ha
acelerado su carácter perecedero y se renueva cada cinco años.
Y por supuestotodo esto es imposible de ser llevado a cabo ante la menor falla del interesado. El taylorismo educativo
no admite fracasos; no tolera demoras; ninguna distracción es posible: si un niño es desprolijo ono termina su tarea; si habla
demasiado con los demás; si por alguna razón que se desconoce tiene dificultades para vincularse con el resto de sus
compañeros; si no presta atención por un períodoprolongado de tiempo; si se mueve demasiado, ahí está la medicación lista
para resolver la "falla genética" de esta unidad que, con sus dificultades, da cuneta de que algo ha venido mal de fábrica;...
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