Cazadores de microbios
ANTONIO VAN LEEUWENHOEK
José Alberto Mendoza Rendón
El primer cazador de microbios
Hace doscientos cincuenta años Antonio Van Leeuwenhoek fue el primero en asomarse a un mundo nuevo,poblado de millares de especies diferentes de seres pequeñísimos, feroces, mortíferos, útiles y hasta indispensables para muchos ramos de la industria que enriquece al hombre.
Ningún poeta nihistoriador evoca la figura de Leeuwenhoek, que es casi tan desconocido como lo eran los fantásticamente diminutos animales y plantas en la época que el afirmo haberlos visto.
Cuando en Leeuwenhoek nacióel deseo de hacer investigaciones, la investigación científica aún no había llegado a ser una profesión. El hombre europeo apenas había empezado a sacudirse las supersticiones más oscuras: ni siquierase había percatado de su ignorancia. Era aquél un mundo en el que la ciencia empezaba a ensayar sus primeros pasos; la ciencia que no es otra cosa sino el intento de aproximarse a la verdad mediantela observación cuidadosa y el pensar despejado.
Antonio Van Leeuwenhoek nació en 1632 en Delft, la ciudad de los molinos de viento azules, de las casas bajas y de los grandes canales. Descendía deuna familia muy respetable de fabricantes de cestos y cerveza. Poco sabemos de la vida de Leeuwenhoek entre los 20 y 4 años, pero es indudable que durante esa época paso por ser un hombre ignorante: nosabía hablar más que el holandés, dialecto despreciado por el mundo culto, por considerarlo lengua de tenderos, pescadores y cavadores de zanjas. En aquel tiempo las personas cultas hablaban el latín,pero Leeuwenhoek no sabía ni leerlo, siendo la Biblia en holandés el único libro que poseía.
¡Qué divertido debía ser mirar a través de una lente y ver las cosas de tamaño mayor que a simple vista!Pero, ¿Comprar lentes? ¡No; sería Leeuwenhoek quien tal cosa hiciera! ¡Jamás se vio un hombre tan desconfiado! ¿Comprar lentes? ¡No; el mismo se las fabricaría!
Visitó las tiendas de óptica y...
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