Celso Amieva

DULCES SUEÑOS

Calabazas, calabazas y más calabazas, yo sentada en las nubes ¿se pude tener un sueño más extraño? Yo pensaba que no hasta que un día me sorprendí a mí misma.
Rutina; duchita, desayuno rápido, vaqueros y camisa blanca y lista. ¿Guapa verdad? Instituto de Llanes; mi instituto. Mañana atareada, que si libro para acá que si libro para allá, en fin, otro día más. Y por fin lallegada a casa, mi dulce y acogedor hogar. Comida en familia, sesión de tele y deberes. Vamos, un día completito.
El sol se esconde y nos visita una vez más la blanca luna; luna llena y yo, como no, caigo rendida de sueño en la cama. Pensaba que iba a aparecer alguna calabaza por allí, pero no, de repente se ve a lo lejos a un hombre de apariencia delgada, con gafas y pelo blanco.
Me acerqué hastaél y le pregunté mirándole fijamente a los ojos:
¿Quién es usted? Y por supuesto ¿qué hace aquí? ¿qué ha hecho con mis calabazas?
Celso Amieva-. Me respondió simplemente, no hizo ningún comentario acerca de mis calabazas, mis preciadas calabazas.
Nunca había oído hablar de él, salvo por una excepción, la calle del instituto al que iba se llamaba Celso Amieva; que coincidencia ¿verdad? Nunca mehabía planteado que aquella calle hacía referencia a una persona.
Él se sentó en un banco que por casualidad había por allí, pero no un banco cualquiera, era un banco del instituto, de mi instituto. ¿Podía ser un sueño más extraño? Yo sentí la atracción de seguirle. Ambos nos miramos y él empezó a hablar:
“Celso Amieva”, suena bien ¿verdad?, se me ocurrió cuando era pequeño, me vino a la mente,sin más, y desde aquel momento supe que ese iba a ser mi sello, mi identidad, el nombre por el que la gente me iba a conocer. Yo, en realidad, me llamo José María Álvarez Posadas. Soy cántabro ¿sabes? Pero yo siempre me he sentido “asturianu”. ¡Oh! Asturias, bella provincia de bella gente y costumbres. Empecé siendo maestro de escuela, pero desde que era pequeño quise seguir los pasos de mi padre,mi modelo a seguir, y me convertí en profesor. Ejercí mi profesión en pueblos tales como “La Franca”, “Sotres”, “Barro”, “Panes” y “Colombres”.
¿Le puedo preguntar a que colegio va usted señorita?
Como no, yo voy al IES de Llanes, gran instituto. Allí he vivido grandes y bonitas experiencias, he conocido a mucha gente y en fin ¿qué más puedo pedir? Estoy encantada.
¿Sabe señor? La calle dondese encuentra mi instituto se llama “Celso Amieva” en homenaje a usted, una personalidad muy importante para Asturias.
¿Oh en serio? Qué gran honor, me siento muy halagado, pero por favor no sigas me estoy poniendo colorado.- Y esbozó una pícara sonrisa.
Pero bueno no nos entretengamos, todavía tengo muchas cosas que contarle.
Por favor, continúe.- Y le transmití mi satisfacción de escucharaquellas apasionantes historias.
Comenzó la angustiosa guerra y milité en el campo republicano, por lo que acabada la contienda tuve que marchar al exilio y en 1939 marché a París “la ville de l`amour”, pero sabía que aquello no había terminado. Más tarde emigré a México, donde retomé mi trabajo dando clases de lengua y literatura. También trabajé como traductor de poemas franceses y fui colaboradorde numerosas publicaciones de toda América.
Me siento muy orgulloso cuando recuerdo mi participación en el guión de la película “Pueblo en armas”, una espléndida película; me condecoraron con la medalla Artística de la Revolución Mexicana. ¡Oh! Qué tiempos, en México me sentí muy bien, halagado y respaldado. Pero en 1969 marché a Rusia, cuyo Soviet Supremo me premió en 1985 con la Orden de laAmistad de los Pueblos. Allí la flor que regía mi vida dejó de florecer y morí.
Muerte, ¿a qué te suena? Frío, niebla, oscuridad ¿verdad? Perderlo todo y no poder retroceder, no poder retroceder ni para sentir el sol en tu piel, ni para quererlo, sentir fuego en tu pecho, sentir que todo se va, que todo se queda y tú te vas, te vas al cielo, a besarlo y acariciarlo y sentir nostalgia de la vida,...