Cementerio de san pedro

Visita al Cementerio de San Pedro

Antes de nacer y después de morir, el nombre. Primero esperanza, expectativa, ilusión, luego bromas infantiles, regaños, estremecimiento,multiplicidad de sensaciones, y finalmente, el vacío. El nombre trasciende conciencia de quien lo lleva.

Todo el tiempo estuve pendiente de encontrar la lápida de alguien que sellamara como yo, aunque con muy poco esfuerzo al decir verdad. Gracias a Dios no lo logré, y de hacerlo seguro sería imposible hallar en un cementerio de Medellín alguien con mimismo nombre y apellido. Iba recordando tantas veces que odié que me llamaran “Paula Obesso” cuando estaba en el colegio, y pensé en los niños que como mucho lograron sabersereferidos bajo una fórmula sonora sin llegar a odiarla o a amarla, o a fantasear con llamarse distinto.

Sin embargo, no creo que la muerte sea enteramente triste, aún en niños. Lapesadez de lo inevitable es algo que no deja de sentirse en medio de esa quietud, caminando por las calles de la pequeña ciudad y entre los edificios llenos de apartamentos. Peroexiste cierta belleza también, en las cartas a los muertos, en las bandas de letras doradas, en las fotos de niños y adultos felices. El dolor en medio de su severidad semanifiesta de maneras hermosas, que nos llaman al disfrute gota a gota, de la vida.

No podemos creernos mucha cosa porque vamos caminando. Ellos también caminaron, siguen haciéndolotodavía en algún lugar del tiempo, y esos que tienen bichos en las tumbas aún sin lápida podrían ser los que nos cedieron el puesto en el bus la semana pasada. No hay razón siquierapara que se sientan ofendidos ante nuestro escrutinio, si todo viene a ser lo mismo, sólo unos de pie y otros acostados. Cómodos o incómodos, todos vamos por el mismo camino.