centenario
Mensaje del Ministro General con ocasión de la Clausura del Año Jubilar
Roma, 14 de febrero de 2014
Mis queridos Hermanos,
Nos acercamos a la Fiesta de nuestro Reformador, San Juan Bautista de la Concepción, que coincide con la Clausura del Año Jubilar Trinitario. Me gustaría saludar a cada uno de vosotros personalmente en el espíritu yamor de nuestros Padres, San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción. Durante estos catorce meses pasados, nosotros hemos dado gracias de forma muy especial a la Santísima Trinidad por el don de nuestros Padres y por el don de nuestra vocación y carisma trinitario-redentor. Hemos también tenido momentos para pedir perdón a Dios por nuestros fallos e infidelidades, sea en el pasado queen el presente. Naturalmente, hemos celebrado estos momentos de forma solemne en las diferentes jurisdiciones y en las diversas comunidades de la Orden. Como fruto de todo esto, nosotros hemos podido crecer en el conocimiento y en el amor a nuestros Padres, y también hemos podido, a través de nuestros apostolados, darlos a conocer y hacerlos amar más, y también la Orden de la Santísima Trinidad yde los Cautivos por ellos fundada y reformada.
En estos pocos meses después de la conclusión del Capítulo General, me han venido con insistencia, a mi mente y a mi corazón, dos preocupaciones que quiero manifestaros aquí. La primera, se refiere a las iniciativas llevadas a cabo durante estos Centenarios Trinitarios, iniciativas acompañadas de celebraciones, congresos y publicaciones, y conlas debidas reflexiones y debates. Sobre estas experiencias me pregunto: “¿Cómo podremos continuar bebiendo y donando el espíritu de nuestros Padres, para que ellos y la Orden por ellos fundada y reformada pueda ser más conocida y más apreciada en los diferentes países en los que estamos presentes?”. La segunda, que siento muy en relación con la primera preocupación se refiere a la realidad de laviolencia y de la persecución que tantísimos Cristianos, nuestros hermanos y hermanas, están sufriendo en tantos países. Como resultado de esta preocupación me gustaría presentaros en estas líneas un mensaje breve e incisivo, y también desearía centrar mis pensamientos y reflexiones sobre la cuestión de la persecución religiosa en el mundo de hoy dado que esto toca el corazón de nuestro carisma ymisión. Según nuestra Regla Trinitaria, “la redención de los cautivos que han sido encarcelados por los paganos a causa de su fe en Cristo” es el principal objetivo de la vida y las actividades de nuestra familia religiosa. La vida de San Juan de Mata y los escritos de San Juan Bautista de la Concepción confirman este fin principal de nuestra Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos, noobstante que ellos vivieron en tiempos y circunstancias diferentes.
Como muy bien sabemos, la persecución religiosa es la violencia que el pueblo sufre a causa de sus creencias y prácticas religiosas. Sus derechos fundamentales, como el vivir en libertad y seguridad, están agraviados e impedidos a causa de su opción religiosa. En estos países en los que los Cristianos son perseguidos, muchos deellos no son sólo hostigados, sino también torturados, violados, secuestrados, encarcelados, o asesinados por su fe. La descripción que John L. Allen, Jr., uno de los periodistas de los Estados Unidos más reconocidos y respetados, nos presenta en su reciente libro, “The Global War on Christians (La Guerra Global contra los Cristianos)”, un claro panorama de la persecución de los Cristianos en elmundo de hoy:
“Desde Iraq y Egipto hasta Sudán y Nigeria, desde Indonesia al subcontinente de la India, los Cristianos en estos primeros tiempos del siglo veintiuno son el grupo religioso más perseguido del mundo. Según la secular International Society for Human Rights, 80 por ciento de las violaciones de la libertad religiosa en el mundo de hoy se producen contra los Cristianos. Más de dos...
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