centesimus annus capitulo 2

CAPÍTULO II HACIA LAS "COSAS NUEVAS" DE HOY
El Papa previó las consecuencias negativas bajo todos los aspectos, político, social, y económico de un ordenamiento de la sociedad tal como lo proponía el socialismo. Algunos para algunos fue una sorpresa que el Papa criticara las soluciones que se daban a la cuestión obrera comenzando por el socialismo, cuando éste aún no se presentaba bajo laforma de un Estado fuerte y poderoso Sin embargo, él supo valorar justamente el peligro que representaba para las masas ofrecerles una solución como radical de la cuestión obrera de entonces. Si lo comparamos con la terrible condición de injusticia en que atravesaban las masas de las naciones recién industrializadas.
Es necesario destacar por una parte, la gran capacidad en percibir la verdaderacondición de los proletarios, hombres, mujeres y niños; por otra, la claridad en intuir los males de una solución que, bajo la apariencia de una inversión de posiciones entre pobres y ricos, en realidad perjudicaba a quienes se proponía ayudar. De este modo el remedio venía a ser peor que el mal.
El papa sostiene: “Para solucionar este mal (la injusta distribución de las riquezas junto con la miseriade los proletarios) los socialistas instigan a los pobres al odio contra los ricos y tratan de acabar con la propiedad privada estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes...; pero esta teoría es tan inadecuada para resolver la cuestión, que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras; y es además sumamente injusta, pues ejerce violencia contra los legítimosposeedores, altera la misión del Estado y perturba fundamentalmente todo el orden social”.
Por el contrario, de la concepción cristiana de la persona se sigue necesariamente una justa visión de la sociedad. Según la rerum novarum y la doctrina social de la Iglesia, la socialidad del hombre no se agota en el Estado, sino que se realiza en diversos grupos intermedios, comenzando por la familia y siguiendopor los grupos económicos, sociales, políticos y culturales, los cuales, como provienen de la misma naturaleza humana, tienen su propia autonomía, sin salirse del ámbito del bien común.
En la rerum novarum El Papa no pretende condenar todas y cada una de las formas de conflictividad social. La Iglesia sabe muy bien que, a lo largo de la historia, surgen inevitablemente los conflictos deintereses entre diversos grupos sociales y que frente a ellos el cristiano no pocas veces debe pronunciarse con coherencia y decisión.
Lo que se condena en la lucha de clases se trata, en una palabra, de presentar de nuevo en el terreno de la confrontación interna entre los grupos sociales la doctrina de la guerra total, que el militarismo y el imperialismo imponían en el ámbito de las relaciones. Taldoctrina, que buscaba el justo equilibrio entre los intereses de las diversas naciones, sustituía a la del absoluto predominio de la propia parte, mediante la destrucción del poder de resistencia del adversario, llevada a cabo por todos los medios, sin excluir el uso de la mentira, el terror, las armas.
Tambien señala la vía de las justas reformas, que devuelven al trabajo su dignidad de libreactividad del hombre. Son reformas que suponen, por parte de la sociedad y del Estado, asumirse las responsabilidades en orden a defender al trabajador contra el íncubo del desempleo. Históricamente esto se ha logrado de dos modos: con políticas económicas, dirigidas a asegurar el crecimiento equilibrado y la condición de pleno empleo; con seguros contra el desempleo obrero y con políticas decualificación profesional, capaces de facilitar a los trabajadores el paso de sectores en crisis a otros en desarrollo.
Por otra parte, la sociedad y el Estado deben asegurar unos niveles salariales adecuados al mantenimiento del trabajador y de su familia, incluso con una cierta capacidad de ahorro. Esto requiere esfuerzos para dar a los trabajadores conocimientos y aptitudes cada vez más amplios,...