Centinela de mi Infancia

EL CENTINELA DE MI INFANCIA


Y el título comprende a ese paréntesis largo y vertiginoso a la vez en donde el vigiló mis primeros pasos hasta mi penúltimo llanto con su último consuelo. Fue comoun milagro de días regalados y cuando renuevo la utopía feliz pero pasada, el invierno estremece mis espejismos como un transitorio bálsamo que le miente a mi conciencia. Porque ni siquiera con losaños me liberé de mi calabozo interior que me infligió el recuerdo de su recia ternura, cuando mi niñez dichosa se congeló en la foto que aún miro con nostalgia. Tuve una vez la oportunidad de revertirmi eterno arrepentimiento cuando de golpe nos encontramos en la calle del orgullo. Nos vimos, nos miramos a los ojos y nunca mas nos reconocimos. Nunca me di cuenta de que estaba agonizando sin estarenfermo y que se fue callado como las hojas en Otoño que se desprenden del tallo sin ningún gemido. Sus ilusiones ya no renacieron después de los 60. Observarlo era como leer un libro de misterio, conla luz apagada pero con un final feliz.
Era igual al llanero solitario, a Superman, a Tarzán, al Quijote, y era para mi, mas que todos los héroes de verdad o de ficción.
Pero también se parecía aHomero Simpsons cuando se insultaba a si mismo acordándose de la madre de otro. Era dejar los platos sucios para ir a jugar, un día de pesca, la primera bicicleta, una mala palabra cuando se refería ala inflación, a los corruptos, dos vasos de vino tinto, un melancólico optimista, un rey en calzoncillos pero sin afeitar y un millonario que contaba monedas para poder fumar. Valiente ante el peligroaunque haya tenido miedo como cualquier mortal. Proveedor de maravillas con un juguete barato, inventor de cuentos sin asombro e intrépido marino aunque solo se haya atrevido con un bote en “el lagodel Caraguatá”. Bravío cazador, mas allá de que su mayor presa haya sido una araña en el techo, astrónomo, aunque solo reconocía en un límpido cielo, la cruz del sur y las tres marías. Médico sabio...