Cepillado de dientes
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No tenía nombre, claro. Ningún cepillo de dientes lo tiene y éste tampoco. Porque esta historia habla, precisamente, de un cepillo de dientes. De un cepillo sin nombre. Por eso en este cuento tendremos que llamarle “el cepillo” o “él”. Seguro que nos acostumbraremos.Vamos allá. El cepillo tenía una marca comercial grabada en el mango, eso sí. Pero no servía como nombre porque era la misma que tenían todos los demás cepillos de la estantería. Estaban colgados en un expositor a un lado del mostrador de la farmacia. Todos ordenados y formados como un pequeño ejército dispuesto a luchar contra la caries. Los había de muchos colores diferentes pero en realidadtodos eran iguales. Bueno, no. El cepillo de nuestro cuento era muy especial. No se le notaba nada al verlo pero en realidad era un cepillo sabio. Si, si, sabio. Lo compró un señor, que, por supuesto, no se fijó en eso. Era imposible, nada lo distinguía de los demás y el cliente lo escogió por el color y porque era un cepillo muy bonito. Así que lo pagó y se lo llevó a casa para dárselo a su hija, quetenía cuatro años. Aunque, como hemos dicho, era un cepillo sabio, en realidad por fuera era como todos los demás. Nadie podía notar que aquel cepillo sabía limpiar los dientes. Ni siquiera sus compañeros de estantería. Me diréis ¡hombre! Que bobada, todos los cepillos sirven para limpiarse los dientes. Es cierto, pero éste sabía cómo hacerlo y los demás no. Ahí estaba la diferencia. Los otros selimitaban a frotar según los manejara su dueño y no podían saber si lo estaba haciendo bien o no. Nuestro cepillo, en cambio, sabía hacer su trabajo. Es un misterio cómo aquel cepillo había llegado a saber lo que sabía, pero los cuentos son así, pasan cosas misteriosas y nunca sabemos cómo ni por qué. Aunque el cepillo de nuestro cuento era muy listo, bueno, vale, sabio. Había un problema. Éltambién necesitaba una mano que lo manejase y si lo hacía mal, nuestro cepillo no podía hacer nada para evitarlo. Fijaos qué rabia ver que alguien está haciendo mal las cosas y no poder hacer o decir nada. Es difícil imaginarlo porque vosotros sois personas y podéis hablar y explicar las cosas, pero él no era más que un cepillo de dientes, sabio, pero cepillo, así que no podía hacer nada de lo quehubierais hecho vosotros. Por lo demás ya hemos dicho que era un cepillo estupendo. Tenía un mango casi transparente y unas cerdas de dos colores. ¿Sabíais que los pelos de los cepillos se llaman cerdas?. Pues es verdad, se llaman así ¿vaya nombre, eh?. Las cerdas azules de la parte de fuera de nuestro cepillo eran más largas y blanditas, para que no hicieran daño al frotar las encías. Las de dentroeran blancas y más rígidas, para limpiar bien entre los dientes. Era un cepillo muy bien pensado y, claro, él lo sabía. Para eso era un cepillo sabio. A Celia, que es como se llamaba la hija del señor, le gustó mucho su nuevo cepillo y prometió a su padre que se limpiaría los dientes con él todos los días después de comer y de cenar. Era una niña muy responsable y lo cumplía casi siempre, aunquealguna vez se le olvidaba. Nuestro cepillo se ponía muy contento cuando Celia lo utilizaba, porque sabía que eso era muy bueno para ella y, porque al fin y al cabo, a él le gustaba hacer su trabajo. Además la niña lo cuidaba y lo limpiaba muy bien después de usarlo. Después de enjuagado le colocaba una funda que tenía para que no se le estropearan las cerdas y lo dejaba en un vaso de plástico muybonito que tenía junto al lavabo. Nuestro cepillo hubiera sido feliz del todo si no fuese porque Celia no sabía utilizarlo bien. Ella se frotaba los dientes de derecha a izquierda y por más que lo intentaba, el cepillo no podía llegar a los pequeños huecos entre los dientes. Ni siquiera usando las cerdas más largas podía hacerlo. La niña se limpiaba los dientes todos los días pero nuestro...
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