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VII Jornadas sobre la Enseñanza de la Filosofía 19 al 21 de
octubre de 2000

  Formación de profesores de filosofía y didáctica especial

Alejandro A. Cerletti

 


No se puede ser profesor sin ser por
dentro un déspota, sin decir: “Te voy a
hacer amar un texto bello, una bella música,
las altas matemáticas, la historia, la
filosofía”. Pero cuidado: la ética de esta
esperanza es muyambigua.

G. Steiner, La barbarie de la ignorancia


 

En el presente trabajo intentaré explorar algunos problemas vinculados con la
formación de profesores y con el sentido que puede otorgarse a la didáctica especial
de la filosofía. Trataré luego de vincular ambos aspectos.

   

I. ¿Qué significa formar un profesor de filosofía?

 

Difícilmente podamos sostener que formar un profesorde filosofía es el resultado de
juntar en una persona algunos contenidos disciplinares (un conjunto de materias más o
menos tradicionales de la filosofía) con otros contenidos, ahora vinculados con ciertos
saberes de la pedagogía y la didáctica, y varias técnicas de enseñanza y estrategias de
conducción de clase. Si bien es cierto que quien cumple los requisitos señalados
aprobando los estudiospertinentes, instituidos en una carrera universitaria o
terciaria, recibe el título de “profesor”, no es simplemente a esto a lo que me refiero.
Tampoco voy a detenerme en los casos de aquellos filósofos que han sido reconocidos
como buenos enseñantes o  maestros, pero que lo han sido de manera, digamos,
espontánea. Es decir, no han estudiado específicamente para ello, pero han conseguidodesarrollar un cierto estilo personal de enseñanza que fue, o es, exitoso. En estos
caso, se trata de aspectos que están fuertemente vinculados a la persona y, por lo
tanto, muy difíciles de generalizar. Me interesará detenerme, más específicamente,
en ese proceso que debería conducir a que alguien pase a ser un profesor de filosofía,
en el marco de los estudios formales. Voy a sostener que un profesor defilosofía es
aquel que, por sobre todas las cosas, consigue construir un espacio de

problematización compartido con sus alumnos. Es decir, va mucho más allá de ser
capaz de mostrar o presentar ciertas cuestiones filosóficas, o algunos temas de la
historia de la filosofía. Deberá ser entonces uno de los objetivos de todo profesor
intentar formar sujetos creativos y críticos, que sean capaces nosólo de analizar la
validez de un razonamiento o la legitimidad de una argumentación, sino también de
sospechar de los saberes y las prácticas que se presentan como obvios o naturales,
tratando más bien de reconocer las condiciones que hacen que se presenten de tal
manera. Se podrá entonces encontrar lo no-dicho en lo dicho, leer entre líneas, pensar
alternativas. Enseñar filosofía es antes que nadaenseñar una actitud frente a la
realidad, frente a las cosas y el profesor de filosofía tiene que ser, en todo momento,
consecuente con esta manera de orientar el pensamiento.

He afirmado que un profesor de filosofía no se construye con sólo cursar
algunas materias pedagógicas. En realidad, se va aprendiendo a ser profesor desde el
momento en que se empieza a ser alumno. A lo largo de los añosde estudiante se van
internalizando esquemas teóricos, pautas de acción, valores educativos, etc., que
actúan como elementos reguladores y condicionantes de la práctica futura. Así un
profesor dispone –casi “espontáneamente”– de una multiplicidad de teorías, por lo
general inconexas, inestables, desarticuladas, algunas hasta contradictorias entre sí,
que ha ido incorporando, fundamentalmente, ensu experiencia inicial como alumno y
luego como estudiante de profesorado. Una consecuencia directa que podemos extraer
de que la formación de un profesor es un proceso continuado es que la responsabilidad
de dicha formación corresponderá a toda la carrera de filosofía y no simplemente a
algunas de materias didácticas o pedagógicas.

La función docente es una representación compleja que está...