Certificado Único de Discapacidad

LA LITURGIA DE LA MISA EN MI VIDA ESPIRITUAL


En nuestra vidas hay siempre, indudablemente, fechas importantes que nos van señalando, en nuestro camino, aquellas etapas de este llamado santo viaje que estamos destinados hacer para alcanzar la casa del Padre en donde nos espera Jesús, de donde nos envía el Espíritu Santo para iluminar ese recorrido. Y esas fechas no las vivimos solo, lasvivimos, como cristianos, dentro de la Iglesia que Jesús nos deja para que, insertos por el “bautismo”, donde recibimos el don de la Fé, podamos crecer en la Esperanza y vivir el Amor para alcanzar la Unidad, que Jesús implorara al Padre en la oración sacerdotal antes de asumir su Cruz para nuestra redención.

Y de esas fechas hay una en particular que siempre he recordado con mucha alegría en micorazón: el 23 de Noviembre de 1940, mi primera comunión. Recibir a Jesús en nuestro corazón de niños es de por si una fiesta que se va a prolongar en nuestras vidas de cristianos y que va emerger, no obstante los momentos dolorosos que también experimentamos, siempre, porque desde los primeros tiempos lo discípulos de Jesús se reunían para celebrar la Resurrección, haciendo memoria del sacrificiode Jesús, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Jesús y alimentándose en el Pan de la Palabra. Y por pura gracia de Dios lo hemos podido seguir haciendo hasta el presente.

Mi madre, con mis hermanas, nos llevaba a la Misa dominical, y allí íbamos creciendo en nuestra fé.

Mas tarde, siendo adolescente, nos incorpora más plenamente, participando en los aspirantes de la Acción Católica, dondecomienza a desarrollarse esa formación en la que seguimos hasta hoy, por don del Señor que nos lo dá gratuitamente sin merecimiento alguno, que también va ir avanzando con el estudio de “Religión” como materia de promoción en el secundario. La Fe, La Esperanza, Las Fuentes de la Gracia, en el ciclo básico, constituyeron un alimento de nuestro corazón que fueron nutriendo la enseñanza que íbamosrecibiendo en nuestra familia.

Estando en ese hito de nuestro camino, se produce el acercamiento al altar, aprendiendo el dulce hacer de ayudar en la Misa, entre comillas oficio que se extendió como un servicio prestado siempre.

De jóven, siendo subdelelegado de aspirantes, también, iba ayudando a los chicos, en el rezo público, en nuestro idioma, guiados por el misal que había para los fieles,en la participación que los fieles hacían en aquelllas oraciones que el sacerdote pronunciaba en latín.

Fue naciendo así, un particular encanto, gusto, amor hacia la liturgia de la misa, con un amor que profundamente siento por Jesús Eucaristía, aunque por mi condición de pecador, solo puede ser tomado en cuenta por la misericordia del Padre.

Amor acrecentado cuando llegados al ConcilioVaticano II, aprobada su primera constitución denominada “Sacrosanctum Concilium”, se comienza con la celebración en el propio idioma, y se cambian las formas rituales.
Fue en ese entonces que fuimos llamados a prestar el servicio de ser guías, para juntos aprender los nuevos ritos de participación en la Santa Misa.

Recuerdo un artículo que un vaticanista hacía sobre el hoy Papa emérito BenedictoXVI, algo referido a su pontificado con respecto a la misa, y que me parece conveniente hacerlo propio: Decía:

"A la fe nula o escasa de tantos hombres de hoy, en las Misas banalmente reducidas a abrazos de paz y asambleas solidarias", Benedicto XVI "le ofrece la fe sustancial en un Dios que se hace realmente próximo, que ama y perdona, que se hace tocar y comer".
Ésta era también la fe delos primeros cristianos. El mismo Benedicto XVI lo recordaba en un Angelus. Decía que el nacimiento del domingo como "día del Señor" fue un gesto de audacia revolucionaria, precisamente porque extraordinario y conmovedor fue el acontecimiento que lo originó: la resurrección de Jesús y sus apariciones posteriores, en su condición de resucitado, entre los discípulos cada "primer día de la semana",...