certificado


Usted disculpe
Por Leticia Sánchez Velasco
Nuestra sorpresa: era la misma. En ese momento se bajó de la camioneta un señor con su esposa y dos niños. La esposa era una mujer muy fancy ysofisticada, de esas mujeres que caminan como si le hicieran el favor a la tierra de estarla pisando, y al marido de tener en quien gastar su dinero. Parecía que no era yo la única que sabía de las andanzasdel señor, pues era evidente que ella le cobraba con sus lentes Prada, su bolso Louis Vuitton y sus zapatitos Burberry cada una de sus infidelidades. A sus hijos les hablaba como si se estuviesedirigiendo a los niños de la mismísima corona española, cin una vocecita chillona, melosa y tan cursi, que hacía voltear a cualquier persona.
Entraron al Wall-Mart y nosotras atrás de ellos. Mi amiga seencargó de conseguir el hielo, las servilletas y las botanas y yo, de no perderlos, pues era mi oportunidad de enfrentar la situación y no pagar el deducible. Cuando ellos se formaron en las cajas,Sarita ya se había hecho cargo de nuestras compras; así que los esperé hasta que pagaron su cuenta y la mujer comenzó a desfilar hacia la salida con el carrito lleno de compras y los niños a su lado.Esperé prudentemente a que ella se adelantar un poco y, por fin, me dirigí al señor diciéndole:
-Usted disculpe, ¿es suya la camioneta azul placas 986SRJ que está allá afuera?
A lo que élrespondió:
-Sí, ¿hay algún problema?
-Sí señor, el problema fue que el jueves pasado, como a eso de las 12:30 usted iba saliendo en reversa con su camioneta del motel Jardín que está en Tlalpan y golpeó micarro. No se me hace de caballeros que se haya dado a la fuga, y vea nada más, casualmente me la vengo a encontrar justo aquí. Ese día no lo pude seguir porque estaba en exámenes finales y he estado muyocupada, lo único que pude hacer, fue anotar el número de su placa.
El señor me veía confundido y no daba crédito a mis palabras, lo noté un poco nervioso y aprovechando que su mujercita volteó...