cetonas
Albada: (en un susurro, como en sueños) Tú, otra vez.
Mozo: Sabía que te encontraría aquí.
Albada: ¿Oíste la música?
Mozo: La oí.
Albada: Sólo para nosotros la tocan.
Mozo: Sí, nos conocen.
Albada: Y es nuestra música.
Mozo: Así es, (danzan como soñando).
Albada: De día nada me dices.
Mozo: De día ni siquiera me miras.
Albada: No puedo mirar anadie. No me está permitido.
Mozo: Y yo no puedo decirte nada. No me lo permitirían.
Albada: Pero aquí podemos mirarnos.
Mozo: Y hablar. Y decirte que por ti, perdí apetito y sueño.
Albada: ¡Exagerado!
Mozo: Es verdad.
Albada: La luna está hermosa afuera,
Mozo: La han hecho para nosotros especialmente. ¿No lo sabías?
Albada: (con tristeza) Mañana me desposan,
Mozo: Mañana moriré.Albada: Yo no quiero pensar en nada. Bailemos.
Mozo: Bailemos. (Bailan sin que se sienta el ruido de sus pies desplazándose por la habitación, tan pronto por delante de la mesa como por detrás de ella, y aun perdiéndose un poco en la sombra del fondo —la escena debe dar la impresión de un “ballet” irreal. en un momento dado, el ritmo del baile se hace más lento: los dos jóvenes con los ojos cerradosparecen ir a besarse. Cuando están a punto, la música cesa abruptamente, un fuerte ronquido, Albada se desprende y corre a encerrarse en su cuarto. El mozo desaparece igualmente por la puerta del fondo) En gorro de dormir y camisón, malhumorado con un velón; alumbra los rincones.
Posadero: Nada. Como siempre, nada. Y sin embargo, me dejaría cortar una mano; aquí pasa algo. Cada noche, desde haceun tiempo, me despierto sobresaltado. Como si alguien estuviese a punto de robarme mi vajilla de plata u otra cosa más valiosa aún, bajo mis propias narices. (Prueba el cerrojo de las puertas; ambas están bien cerradas) Nada. Sin embargo, repito, es como si cada: noche entrasen de puntillas, ladrones.
Posadera: (Asoma también en atuendo nocturno por la misma puerta por donde salió el posadero)¿Otra vez haciendo el fantasma...?
Posadera: (Con retintín) Eso te prueba que desconfío más de ti que de los ladrones. Cuando hay mozas nuevas en casa, sobre todo. Bueno. ¿Está todo cerrado?
Posadero: Sí.
Posadero: (que no se acaba de convencer) Me he fijado que todo está sucediendo desde que entró en casa ese mozo nuevo.
Posadera: (se encoge de hombros) Coincidencias, hombre. Ese muchacho esun pedazo de pan. Convéncete. Esos ruidos los llevas tú dentro de la cabeza demasiada imaginación.
Posadero: (entre dientes) Y tú demasiado poca.
Posadera: (que tiene oído de tísica) Es verdad, hombre. Por eso me casé contigo.
Nodriza: (se levanta, va hacia la puerta) ¡Buenos días,
señor! Pasad. (reverencia) Comerciante: (aparece en la puerta) ¿Es esta la posada donde vive una doncellallamada Albada?
Nodriza: Esta es, señor.
Comerciante: ¿Que elige marido hoy?
Nodriza: Así es, señor,
Comerciante: Entonces esta es también mi posada.
Nodriza: Entrad, señor, entrad. Voy a avisar al dueño de casa. Ya viene.
Posadero; (entra apresuradamente por el fondo) Bienvenido, señor Comerciante.
Comerciante: Bien hallado, posadero. Me conocéis, ¿no?
Posadero: Ni qué decir tiene. Muyhonrado de recibiros en mí humilde casa. Servíos pasar. Dadme vuestro sombrero y vuestra capa. Necesitaréis refrescaros y descansar. Os aconsejo subir enseguida a vuestra habitación.
Comerciante: Realmente necesito descansar. Y el refresco no vendrá mal. Cabalgué toda la madrugada, para llegar temprano.
Capitán: ¿Es la casa de la doncella Albada?
Nodriza: La misma, mal educado.
Capitán: Puesaquí termina mi misión de patrullaje. Hoy es el día en que Albada debe elegir marido.
Nodriza: (seca) Así es.
Capitán: Heme dispuesto a entrar en la competición. Pero antes pienso que me vendrán bien un sueñito y un refresco.
El Rey que rabió
PRIMER ACTO
ESCENA I
(Cámara real en el palacio de Caralampio XLVI, rey de Tontinia, cerrada en sus tres...
Regístrate para leer el documento completo.